Amigo/a, las tinieblas tiemblan...
En la Segunda Guerra Mundial, cuando los ejércitos nazis invadieron gran parte de Europa y su expansión continuaba imparable, hubo un elemento que desestabilizó al imperio de muerte que estaba emergiendo: la resistencia.
“La resistencia” era el nombre que recibió ese grupo de personas que plantaron cara al ejército nazi. Se componía de personas normales, que habían decidido participar de manera secreta en acciones estratégicas organizadas, y que tenían como objetivo crear confusión y desestabilizar al ejército invasor en el día a día.
Su impacto fue enorme. Fue, de hecho, gracias a la información que consiguieron y a las operaciones que desarrollaron, que los aliados pudieron llevar a cabo iniciativas decisivas para ganar la guerra, tales como el desembarco de Normandía.
¿Puedes creerlo? La decisión de resistir por parte de unas cuantas personas fue determinantes para cambiar el rumbo de la historia. Y eso es lo que tú y yo podemos hacer. Somos llamados a resistir las tinieblas de este mundo, y a brillar con la Luz del Señor cada día.
Jesús dice: “No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra” (Mateo 5:39). Nuestros enemigos no son las personas, sino el reino de las tinieblas y sus obras, y nuestra mayor arma en esta guerra es la fe combinada con amor puro.
Quizá sientas que hay tanta maldad en el mundo que lo que podamos hacer es casi insignificante, pero es todo lo contrario. Amigo/a, el reino de las tinieblas tiembla cada vez que decides actuar con amor ante los demás, especialmente hacia aquellos que no lo merecen.
Cada acto de amor tiene un impacto en la vida de las personas, mayor del que puedes comprender. Una palabra amable, una sonrisa, un acto de generosidad, una conversación agradable, una oración… pueden ser usados por Dios para cambiar el corazón de una persona, de su familia, y de las generaciones por venir. ¿Acaso no es impresionante?
Sí, Amigo/a, resiste las tinieblas de este mundo, y sé cada día un milagro para la gente que te rodea, una persona a la vez