💌 La generosidad nace de la gracia
Al comenzar esta nueva semana juntos, mi oración es que estos momentos sean de ánimo, inspiración y bendición para tu vida.
Esta semana quiero hablarte sobre un tema muy especial para mí: la generosidad, o como Pablo la llama, “la gracia de dar”.
Y si te preguntas por qué este tema me toca tan de cerca, es porque por muchos años he visto cómo Dios ha cuidado de mí y de mi familia precisamente a través de la generosidad de otros. De hecho, es la única razón por la que podemos servir como lo hacemos.Por eso hoy quiero animarte, y quizá también desafiarte, a ver la generosidad no como un acto aislado, sino como un estilo de vida.
Uno de los versículos que me acompaña en este caminar es: “De gracia recibisteis, dad de gracia” (Mateo 10:8).
Recuerdo una ocasión en la que estuve compartiendo el mensaje de Dios en varias comunidades. En una de ellas, la iglesia me entregó un sobre con una ofrenda. Después viajé a otra comunidad, mucho más humilde, donde el pastor me abrió las puertas de su casa, compartió su comida y me mostró el amor de Dios en su hospitalidad.
Al despedirme, sentí claramente que Dios me pedía entregar ese sobre, que ni siquiera había abierto, al pastor de esa comunidad. Nunca supe cuánto había, y realmente no necesitaba saberlo. Solo sabía que Dios me estaba recordando: “De gracia recibiste… de gracia da.”
Amigo/a, la generosidad no nace de la abundancia, sino de la gracia.
Cuando comprendemos que todo lo que tenemos proviene de Dios (que es pura gracia, favor inmerecido) se vuelve natural compartir esa misma gracia con otros. Con esto en mente, quiero dejarte este desafío: hoy, recuerda que todo lo que tienes es un regalo.
Tómate un momento para agradecer a Dios y pregúntale: “Señor, ¿cómo puedo compartir tu gracia con alguien más hoy?”