Amigo/a, ¡la comida se enfría! 🍝
La mesa está servida. ¿Estás listo/a para venir?
No sé tú, pero yo siempre solía llegar tarde a la mesa cuando era adolescente. Recuerdo a mi padre llamándome, en ocasiones con la cena ya lista y servida, y yo diciéndole: “¡ya voooy!” una vez, dos veces… ¡hasta que a la tercera vez ya sí o sí tenía que ir, si no quería tener problemas! =)
Amigo/a, ¿puedes imaginarte a Dios preparándote la cena? En medio de su revelación, el rey David continuó escribiendo acerca del Señor: “Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores…” (Salmo 23:5).
Esta es una imagen similar a la de las ovejas y el pastor: las ovejas están disfrutando de la deliciosa hierba fresca, recostadas junto a un río de aguas cristalinas. Los lobos observan desde fuera cómo disfrutan, pero no pueden acercarse a ellas por más que quieran, porque saben que ahí está Él, el Buen Pastor, listo para defenderlas.
Amigo/a, Dios tiene preparados para ti todo tipo de manjares, para que tu espíritu se deleite y se goce en Él. ¿Y sabes qué es lo mejor? Que el enemigo no puede hacer nada para evitarlo: no le queda otro remedio que quedarse fuera, porque la protección de Dios sobre tu vida no le deja acercarse a ti.
Sí, tienes un lugar reservado a Su mesa, y Él te está llamando. ¡Por favor, no Le hagas esperar! Te propongo un ejercicio: ¿por qué cosas que tienes ahora o que has podido disfrutar en algún momento de tu vida te sientes agradecido/a? Piensa en ello, y por cada cosa que te venga a la mente, dale gracias a Dios de corazón.
Saborea cada uno de esos momentos, y deja que la gratitud al Señor inunde tu corazón, así como Su gozo... “Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza. Dadle gracias; bendecid su nombre...” (Salmo 100:4, RVA)