Fecha de publicación 24 de nov. de 2021

Amigo/a, 📝 ¡he perdido la cuenta…!

Fecha de publicación 24 de nov. de 2021

Cuando recibes muy buenas noticias, ¿cuál es tu primera reacción? Puede que tengas varias. En mi caso, una de las primeras es gritar de alegría, y llamar rápidamente a un ser querido para compartir con él/ella lo que me acaba de ocurrir.

Piénsalo: si ahora mismo alguien te regalase una casa preciosa en la playa, ¿no tendrías ganas de saltar de alegría, y de agarrar el teléfono para empezar a contarle a tus seres queridos lo que esa persona acaba de hacer? Eso es lo que pasa cuando nuestro corazón se siente agradecido por lo que hemos recibido de parte de Dios: esa gratitud nos empuja a contárselo a los demás. 

Mira lo que decía el rey David en uno de sus salmos:  “Lavaré en inocencia mis manos, y así andaré alrededor de tu altar, oh Jehová, para exclamar con voz de acción de gracias, y para contar todas tus maravillas” (Salmo 26:7). 

Me encanta el verbo “contar” en este pasaje, porque puede entenderse de las dos maneras: tanto contar a los demás, como el hecho mismo de contar las maravillas de Dios, de recordarlas todas. 

¿No había en tu corazón esa sensación maravillosa cuando conociste al Señor, esa paz y bendición que te llevaba a pensar en Él todo el tiempo, y a querer compartir con el resto el tesoro que habías encontrado? 

Amigo/a, ¡cuenta las maravillas de Dios en tu vida! Cuando empieces a recordarlas, ¡te invadirá un deseo profundo de alabar y de dar gracias a Dios por todo! Y cuando empieces a contarlas a los demás, ¡podrás ver cómo Dios usa tus palabras y tu testimonio para tocar y bendecir también a otras personas! ¿Acaso no es glorioso?

Te invito a que recuerdes hoy todas las cosas maravillosas que Dios ha hecho en tu vida, y a que las compartas con otras personas, para gloria de Dios, y para así poder animarlas en la fe.

¡Sí, nunca dejes de contar Sus maravillas!

Christian Misch
Author

Pasionado de las nuevas tecnologías y autor de "Un Milagro Cada Día", compartiendo inspiración diaria para seguir a Jesús.