🩺 ¡Hay sanidad!

Amigo/a, el nombre de Jesús nunca ha perdido su autoridad. Cuando oramos en Su nombre, invocamos el poder del Hijo de Dios, quien venció la muerte, sanó a los enfermos y nos dio acceso directo al Padre.
Desde que comprendí la autoridad que tengo en el nombre de Cristo, experimenté el gozo de orar por los enfermos y ver cómo son sanos. No se trata de oraciones complicadas, sino de una fe sencilla y genuina en el nombre de Jesús.
Recuerdo un día en la peluquería, mientras esperaba mi turno. La peluquera conversaba con una clienta sobre un grave problema de salud que la afectaba. Ella mencionó que no podía funcionar sin sus medicamentos, los cuales además eran muy costosos.
Me acerqué y, con amor, le dije: “He escuchado su conversación. ¿Puedo orar por usted? Creo en Jesús, quien la ama y quiere sanarla hoy.” Conmovida, aceptó. Hice una oración sencilla en el nombre de Jesús. Ella se fue, y no supe más. Meses después, al regresar a la peluquería, mi peluquera me agradeció por orar por aquella mujer y me contó que ella había vuelto para contarle su testimonio. Desde el día de la oración, había sido completamente sanada y ya no necesitaba sus medicamentos. ¡Gloria a Dios!
*|FNAME|*, como hijo de Dios, tienes autoridad y poder en el nombre de Jesús. Si estás enfrentando alguna enfermedad, dolor o necesidad, o alguien que conozcas está atravesando un momento difícil, declara su nombre con fe sobre esa enfermedad o situación que parece imposible. Él puede obrar milagros en tu vida y a través de ella.
“Señor Jesús, en tu nombre declaro sanidad completa sobre mi vida, tanto física como emocionalmente. Gracias porque estás obrando lo imposible y manifestando tu poder en mí. Que todo lo que hagas en mi vida sea para tu gloria. En tu poderoso nombre, Jesús. Amén.”

