Amigo/a, ¡has aprobado! 💯
¿Recuerdas tus tiempos de estudiante? Cuando hacemos un examen, todos tenemos una cosa en mente: aprobar, y con la mejor nota posible.
Esta es precisamente una de las raíces de la apariencia: la necesidad de aprobación. Tenemos a menudo miedo a lo que los demás puedan pensar o decir de nosotros, y es por ello que exageramos y fingimos ser lo que no somos, para así intentar agradar a los que nos rodean, y conseguir su aprobado. ¿Te ha pasado a ti? A mí desgraciadamente me ha pasado muchas veces. ¡Es una esclavitud!
Jesús jamás trató de dar una imagen, ni de buscar el aprobado de los demás. Los fariseos, que eran unos hipócritas, fueron sin embargo capaces de reconocer la integridad de Jesús. Cuando intentaron tentarle con el tema del pago de los impuestos a César, le dijeron: “Maestro, sabemos que eres un hombre íntegro. No te dejas influir por nadie porque no te fijas en las apariencias, sino que de verdad enseñas el camino de Dios...” (Marcos 12:14). Fíjate en lo que le dicen:
- Es íntegro, y eso es evidente a todos. Lo han visto de forma continuada en su día a día.
- No se deja influir por nadie. No tiene miedo de lo que las personas puedan decir en Él.
- No se fija en las apariencias. Se fija en el corazón de las personas, no en títulos ni posiciones.
- Enseña el camino de Dios de verdad. Habla la verdad en sinceridad, en amor, sin miedo, sin coacciones.