Amigo/a, 😊 ¡Gracias, muy amable!
¡Qué bueno es cruzarse con personas amables! ¿Sueles encontrarse con varias?
No sé tú, Amigo/a, pero cuando tengo contacto con personas amables, ¡me hace sentir tan bien! No estoy hablando de personas educadas o correctas, sino de esas personas llenas de dulzura, de esa amabilidad generosa que recuerda tanto al amor de Dios. Puede ser quizá la cajera del supermercado, el hombre que nos cruzamos en el semáforo, o la ancianita que está sentada en un banco dando de comer a las palomas: poco importa quienes sean, esa amabilidad les hace tremendamente especiales. Y además, no sé si te has fijado, pero este tipo de personas ¡están siempre tan felices! =)
Esta amabilidad es precisamente fruto del Espíritu Santo, y es un fruto que el amor de Dios quiere producir en nuestra vida en abundancia. La Biblia dice que tenemos que “ser amables y mostrar verdadera humildad en el trato con todos” (Tito 3:2, NTV). Esta es la “amabilidad en acción”, la “dulzura de corazón” de la que habla el pasaje que vimos de Gálatas 5:22-23. ¡Tu amabilidad para con los demás les da testimonio acerca del gran amor que Dios tiene por ellos! El amor de Dios en tu vida te lleva a tratar a los demás de una forma especial.
¿Quieres orar ahora conmigo? “Señor, quiero que Tu carácter amoroso y amable se manifieste en mi vida a cada instante, con cada persona. Quiero que cada persona que se cruce en mi camino sea tocada por mi amabilidad, y por la demostración de Tu amor en cada una de mis actitudes. Que mi corazón sea dulce, y que mis expresiones estén cargadas de humildad. Que mi vida sea un bálsamo para cada persona con la que me cruce. En el Nombre de Jesús, ¡Amén!”
Pon tu amabilidad en acción, Amigo/a. ¡Muchas vidas serán bendecidas por ello, empezando por la tuya misma!