• ES
    • AR Arabic
    • CS Czech
    • DE German
    • EN English
    • ES Spanish
    • HI Hindi
    • HI English (India)
    • ID Bahasa
    • IT Italian
    • MG Malagasy
    • NL Dutch
    • NL Flemish
    • NO Norwegian
    • PT Portuguese
    • SV Swedish
    • TA Tamil
    • TH Thai
    • TL Tagalog
    • TL Taglish
    • TR Turkish
Fecha de publicación 13 de may. de 2025

🤩 Gozarás de la presencia de Dios

Fecha de publicación 13 de may. de 2025

Cuando alguien a quien amas profundamente te pide un favor, probablemente no lo hacés con queja ni desgano. Al contrario, lo haces con gusto, incluso si te incomoda o te saca de tu rutina. ¿Por qué? Porque el amor impulsa.

Así también, cuando amás a Jesús, obedecerlo no es una carga… es un privilegio que nace del amor. Jesús dijo: “El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.” Juan 14:23 (NTV)

Con estas palabras, Jesús une el amor con la acción. No basta con decir “te amo”, si ese amor no se refleja en la manera en que vivimos. Si lo amamos, confiamos en Él y obedecemos su Palabra.

Ahora bien, esto no significa que el amor del Padre dependa de nuestra obediencia, porque Dios ya nos ama, pero sí que la obediencia nos permite vivir y experimentar ese amor de forma más profunda y real.

Y aquí viene una promesa extraordinaria: Dios mismo habita en quien lo ama y lo obedece. No se trata solo de seguir reglas, sino de una relación viva, íntima, donde Dios hace de nuestro corazón su hogar.

Amigo/a, ¿es fácil obedecer siempre? No. Habrá momentos de lucha, de duda, de querer seguir otro camino. Pero cuando estamos arraigados en su amor, Él nos fortalece para elegirlo una y otra vez. Y en esa obediencia nacida del amor, su presencia se vuelve constante, real, transformadora. No solo cambia nuestro interior… también empieza a tocar todo lo que nos rodea.Vamos a orar: “Señor, quiero vivir como un/a hijo/a obediente, porque te amo… porque tú me amaste primero. Ayúdame a guardar tu Palabra y obedecerla con alegría, porque mi mayor anhelo es hacer tu voluntad. Padre, haz tu morada en mí. En el nombre de Jesús. Amén”.

No lo olvides nunca: ¡Eres un Milagro!

Lorena Fitzgerald
Author

Formo parte del Ministerio de la Mujer de mi iglesia y hago coaching con mujeres. Disfruto compartir y ayudar a otros en su viaje espiritual.