Amigo/a, ¡explota la burbuja!
No sé tú, pero cuando era pequeño, ¡me encantaba explotar burbujas! Cuando mi padre jugaba conmigo haciendo pompas de jabón, me gustaba tocar las burbujas mientras iban cayendo, y ver cómo explotaban al entrar en contacto con mis dedos. ¡Qué recuerdos!
Las burbujas pueden parecer un recuerdo del pasado, pero siguen estando presentes en nuestra vida. A veces, de hecho, vivimos en una burbuja sin casi darnos cuenta: puede ser una burbuja de preocupación, de egoísmo, de indiferencia… Poco importa, al final el resultado de esa burbuja es el mismo: distorsionar nuestra visión, y aislarnos de la realidad.
Eso es, de hecho, el efecto que los temores procuran tener en tu vida: buscan desconectarte de la verdad, para meterte así en una burbuja de preocupación. Seguro que sabes cómo se siente: empiezas a pensar en algo que te preocupa, y le das vueltas y vueltas hasta que parece que ese problema está constantemente en tu cabeza.
Recuerdo estar en esas “burbujas” en más de una ocasión en el pasado, y sé lo mal que se pasa. Y es por eso que te quiero invitar hoy a explotar esas burbujas conmigo. Mira lo que dice el rey David: “Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Jehová me recogerá” (Salmo 27:10).
En este versículo hay implícita una convicción que nace de lo más profundo del corazón, y que es: “aunque mi familia me dejase, aunque mis amigos se olvidasen de mí, aunque una enfermedad quisiera afectarme y perdiese mi trabajo… con todo, pase lo que pase, sé que Dios estará siempre a mi lado, y que en Él tengo la victoria”.
Amigo/a, ¡Dios te llama a orar con convicción! ¿Cuándo fue la última vez que oraste de esta manera? Frente a tus problemas, empieza a confesar con fe la grandeza y la fidelidad de Dios para contigo. Explota por medio de la fe esas burbujas de preocupación y negatividad, y deja que Su gozo y Su paz vuelvan a inundarte en tu día a día.
No estás nunca solo/a: Dios está a tu lado, en los momentos buenos, y en los no tan buenos...