Amigo/a, ¡esto clama al Cielo!
¿Has clamado alguna vez a Dios?
El término “clamar” aparece constantemente en la Biblia. Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, el clamor es un grito que se pronuncia con fuerza, o una voz suave que se eleva en momentos de aflicción.
Todas las veces en las que se habla en la Biblia acerca del clamor, la idea que transmite el texto bíblico es la de esa oración profunda, intensa, que se manifiesta como una oración hecha en voz alta hecha y con gran convicción, o como una oración íntima en la que abrimos por completo nuestro corazón al Señor.
Sea como sea, este tipo de oración abre las puertas para que el Señor obre en nuestras vidas con gran poder. El Salmista, de hecho, dice: "El día que clamé, me respondiste; me fortaleciste con vigor en mi alma” (Salmo 138:3). Sí, Amigo/a, cuando clamas a Dios de todo corazón, preparas tu alma para recibir Su respuesta.
A lo largo de esta semana vamos a analizar 7 claves que te ayudarán a experimentar de una manera más real el poder del clamor en tu vida, y que revolucionarán tus momentos de oración. ¿Estás preparado(a)?
Vamos a orar: “Señor, te doy muchas gracias porque nos permites venir delante de Ti y abrir nuestro corazón en Tu Presencia con total libertad. Padre, enséñame a clamar a Ti de lo más profundo de mi corazón, y hacerlo de manera habitual, para ver Tu increíble mano moverse sobre mi vida con poder. ¡Gracias por tu amor y por todo lo que haces en mi vida! En el Nombre de Jesús. ¡Amén!”
Eres precioso(a) ante sus ojos, Amigo/a