📦 Deposítalo en Él

¿Sabías que millones de personas en el mundo luchan con algún tipo de ansiedad? De hecho, hay una gran posibilidad de que tú seas una de ellas. La ansiedad es una carga pesada y opresiva que puede manifestarse de muchas formas:
- Preocupaciones por el futuro.
- Miedos y dudas que abruman.
- El deseo de controlarlo todo.
- La incertidumbre en tiempos difíciles.
Yo mismo he tenido que pelear contra la ansiedad, sobre todo con temas de salud. A veces me invade un miedo profundo que me paraliza. Ha sido un proceso largo aprender lo que dice este versículo:
“Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes” (1 Pedro 5:7, NVI).
Me encanta la palabra “depositen”. En otras versiones se traduce como “echar” o “arrojar”. Es una acción decisiva y completa, como cuando un insecto se te sube encima y lo arrojas lejos sin pensarlo dos veces, de la misma manera puedes arrojar esta carga opresiva que es la ansiedad.
Eso es exactamente lo que Dios nos invita a hacer: arrojar nuestra ansiedad a sus manos.
¿Por qué? Porque Él cuida de ti. Sí, a Dios le importa tu bienestar espiritual, físico y emocional.
Amigo/a, hoy quiero invitarte a hacer un ejercicio del alma: piensa en esas preocupaciones que te pesan, en ese miedo que a veces te detiene… y con una oración sencilla entrégaselo a Dios, ponlo bajo su mano y descansa en Él.
Cada vez que sientas ese vacío en el estómago, ese aliento entrecortado o ese palpitar acelerado, haz esta oración consciente: “Señor, te entrego mi ansiedad, confío en tu cuidado”.
Permite que este acto de entrega te libere de la necesidad de controlarlo todo. Confía en que el cuidado de Dios por ti es más seguro y amoroso que cualquier plan que puedas elaborar por tu cuenta, y verás la enorme diferencia que esto hace en tu día a día.
Mi amigo/a, la ansiedad deja de ser dueña de tu vida cuando decides ponerla en las manos del Dios que cuida de ti.

