🫵🏻 ¡Es tu oportunidad!
En Navidad celebramos y recordamos el milagro más grande: Dios haciéndose hombre.El Creador del universo eligió una cuna antes que un trono, un establo antes que un palacio y la forma de siervo antes que la gloria visible del cielo. Jesús, siendo Dios, no se aferró a Su posición, sino que se humilló por amor a nosotros:
“El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a Sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres” (Filipenses 2:6-7, RVR1960).
Su humildad no fue un simple gesto; fue el amor hecho carne.Vivió sirviendo, perdonando y amando incluso a quienes Lo rechazaban. La Navidad nos recuerda que el camino de Dios es opuesto al del mundo: la verdadera grandeza no está en ser servido, sino en servir; no en recibir, sino en dar.
Amigo/a, esa misma actitud que hubo en Cristo Jesús está llamada a estar también en ti (Filipenses 2:5). Cuando eliges amar y servir sin esperar nada a cambio, estás reflejando el corazón humilde de tu Salvador.
Que esta Navidad no sea solo una celebración externa, sino una oportunidad para vivir el amor de Jesús en acción. Piensa en este día:· ¿Quién puede estar necesitando una palabra de aliento?· ¿Por quién puedes orar por alguna situación difícil que esté atravesando?· ¿A quién podrías invitar a la cena de Navidad o sorprender con un detalle especial?
Recuerda: Jesús tomó forma de siervo, y Él anhela que, como hijo, también adoptes esa actitud. La Navidad no es solo luces y regalos; se trata de tu Salvador y de reflejar Su amor con humildad y servicio.
