⏳ Es tiempo de decidir
Estamos llegando al final de esta serie sobre cómo resistir y enfrentar la tentación. Para cerrar, quiero compartir dos reflexiones clave que encuentro en el relato de las tentaciones de Jesús. ¿Notas cómo comenzó cada una de las tentaciones que el diablo presentó a Jesús?
Cada una de ellas comenzó de esta manera: “si eres el hijo de Dios…”
Al final de cuentas, cada tentación del diablo tiene la misma meta: atacar nuestra identidad y apartarnos de Dios.
Amigo/a, tú debes saber que el propósito principal del diablo es separarte de Dios, es romper tu relación con él, la pregunta es ¿vas a permitírselo? ¿vas a escuchar sus medias verdades y engaños? Él es un mentiroso y padre de la mentira. Por eso mi oración para ti y para mí es que no prestemos oído a sus mentiras.
Que no le escuchemos cuando nos diga al oído: “si eres su hijo porque…” o cuando nos diga: “si Dios te ama porque no…” o cuando nos diga: “si fueras verdaderamente su hijo no harías tal o cual cosa”. No se cuál sea la mentira que susurra a tu oído, yo pongo algunas de las que yo he escuchado y que darles oído en su momento solo me ha lastimado o alejado de Dios.
Por eso me inspira tanto ver cómo Jesús venció las tentaciones: 'Escrito está' es su poderoso grito de batalla ante el enemigo. Y, si te has fijado, cada una de sus respuestas proviene del libro de Deuteronomio.
¿Qué nos dice esto? Que los 40 días que Jesús pasó en el desierto antes de ser tentado los dedicó a estudiar y meditar en la palabra de Dios. Muy probablemente estuvo profundizando en el libro de Deuteronomio. Por eso, cuando el enemigo intentó atacar y tentarlo, Jesús tenía lista la espada de la Palabra de Dios.
Si no conocemos la palabra de Dios, no tenemos forma de defendernos del diablo. Si no conocemos la palabra de Dios, si no conocemos íntimamente a Dios, no tenemos forma de defendernos de los ataques y tentaciones del enemigo, no podemos con nuestra inteligencia o con nuestras propias estrategias.
A ti que hoy lees o escuchas esto, hoy es tiempo de decidir a quién vas a escuchar. ¿Vas a escuchar la palabra de Dios, o vas a escuchar la mentira del diablo?, ¿vas a responder “escrito estas” a vas a dudar de Dios y de su amor?
Termino con esta tremenda promesa de Santiago 4:7; “Así que sométanse a Dios. Resistan al diablo y él huirá de ustedes.”