• ES
    • AR Arabic
    • CS Czech
    • DE German
    • EN English
    • ES Spanish
    • FA Farsi
    • FR French
    • HI Hindi
    • HI English (India)
    • HU Hungarian
    • HY Armenian
    • ID Bahasa
    • IT Italian
    • JA Japanese
    • KO Korean
    • MG Malagasy
    • MM Burmese
    • NL Dutch
    • NL Flemish
    • NO Norwegian
    • PT Portuguese
    • RO Romanian
    • RU Russian
    • SV Swedish
    • TA Tamil
    • TH Thai
    • TL Tagalog
    • TL Taglish
    • TR Turkish
    • UK Ukrainian
    • UR Urdu
Fecha de publicación 22 de nov. de 2025

† Es necesario abrazar la cruz

Fecha de publicación 22 de nov. de 2025

“Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho… y ser muerto, y resucitar al tercer día.” (Mateo 16:21, RVR60)

Jesús vivió toda su vida con un “me es necesario” claro. La pregunta, como te he venido diciendo, es: ¿y tú? ¿Sabes cuál es tu “me es necesario”? ¿Estás viviendo según lo que Dios te pide, según Su propósito para ti, o según tu propia agenda?

Jesús tenía muy claro el propósito para el cual había venido. De hecho, en una conversación intensa con sus discípulos les explicó que le era necesario ir a Jerusalén, sufrir, morir y resucitar. No era algo que Él deseara pasar (el Getsemaní lo demuestra), pero sí algo que sabía que debía pasar.

Sin embargo, mientras Jesús hablaba de lo que era necesario para cumplir la voluntad del Padre, Pedro decidió tomarlo aparte y ¡lo reprendió!

Le dijo: “Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca.”

Es impresionante: un Pedro bien intencionado, pero con una mentalidad y una mirada puestas en las cosas del mundo, se convirtió, sin darse cuenta, en la voz de Satanás. Pedro, sin percatarse, estaba tratando de corregir a su Maestro, de convencerlo de que había una forma más cómoda de cumplir su misión… una sin cruz.

Y Jesús, con la claridad de quien sabe quién es y para qué vino, le respondió con firmeza: “¡Apártate de mí, Satanás! Me eres tropiezo; porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.”

En otras palabras: “Pedro, ponte detrás de mí.” Jesús le recuerda su lugar: no puedes seguir al Maestro si estás tratando de ir delante de Él.

Y sabes, la realidad es que esa es nuestra lucha también. Muchas veces decimos que seguimos a Cristo, pero a veces queremos decirle cómo debe guiarnos. Queremos una fe sin sacrificio, una corona sin cruz, una vida cristiana cómoda. Nos cuesta aceptar los procesos difíciles, los caminos que no entendemos, las temporadas donde parece que perdemos.

Pero cuando rechazamos lo que es necesario, nos convertimos, como Pedro, en piedra de tropiezo, en lugar de piedra de edificación.

Amigo/a, Jesús no evitó la cruz; la abrazó porque sabía que era el único camino hacia la victoria.

Y tú, ¿qué parte del proceso estás intentando evitar? A veces lo que más temes es justo lo que Dios usará para cumplir Su propósito en ti. Por eso, ríndete, deja de discutir con Dios y confía en que Su voluntad siempre es mejor que la tuya.

No lo olvides nunca: ¡Eres un Milagro!

Eleazar Diaz
Author

Pastor principal de una iglesia y director de un programa de discipulado y misiones en Guadalajara, México. Mi pasión es que cada persona pueda tener una relación intima y apasionada con Dios.