Amigo/a, ⌚️ ¡Es la hora de levantarse!
¿Cuándo fue la última vez que luchaste intensamente por levantarte de la cama? Ya sabes, esas ocasiones en las que nos apetece dormir 10 minutos más, pero que, si no nos damos cuenta, se pueden convertir fácilmente en 2 horas =)
Hay momentos en los que no nos apetece levantarnos, y no me refiero solo a seguir acostados en la cama. Cuando alguien nos traiciona, cuando cometemos un fallo importante o cuando nuestra realidad nos sobrepasa, nos sentimos noqueados por la vida. Es como si nos hubiesen dado un fuerte golpe y estuviésemos emocionalmente por los suelos, sin saber qué hacer.
Yo me he sentido así muchas veces en mi vida, y no soy el único.
El profeta Elías se sentía tan agobiado que huyó al desierto, cansado de todo y deseando morir y todo eso porque acababa de recibir amenazas de muerte por parte de la reina.
Tras muchos días caminando, llegó al monte Horeb, y allí Dios le habló a través de un silbo apacible. Dice la Biblia que, “cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías?” (1 Reyes 19:13).
Esa misma voz paciente y cariñosa de Dios es la que te susurra al oído en este día “¿qué haces aquí?”. Él te está invitando a salir de esta situación, y a seguir adelante.
Amigo/a, ¡es tiempo de levantarte! Sí, es cierto, levantarse siempre requiere un esfuerzo, pero cuando lo haces, ¡te sentirás tan bien! Él tiene muchas cosas preparadas para ti.
“Padre, hoy me levanto en Tu Presencia. ¡Gracias porque me amas y no te avergüenzas de mí! ¡Gracias porque estás siempre a mi lado, y renuevas mis fuerzas! ¡Gracias porque tienes un propósito para mi vida! En este día, decido dejar atrás todos mis agobios e inseguridades del pasado, y correr hacia Tus brazos. En el Nombre de Jesús. ¡Amén!”