Amigo/a, es cuestión de hábitos...
¿Te consideras una persona diligente?
La Biblia dice que “los pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia” (Proverbios 21:5). Sí, las personas diligentes tienen una forma de pensar y de trabajar que les permite prosperar tanto económica como espiritualmente (Proverbios 10:4, Proverbios 13:4).
La pregunta que seguramente te estarás haciendo ahora es: ¿cómo puedo conseguir ser más diligente en mi día a día? La respuesta se encuentra en los hábitos.
Vamos a poner un ejemplo: imagínate que tienes el propósito de empezar a leer la Biblia diariamente, pero tras varios días leyendo de forma irregular (unos días 5 minutos, otros 30, otros nada) finalmente te desanimas, y abandonas con el sentimiento de que no eres suficientemente disciplinado/a. ¿Cuál es la solución? Conviértelo en un hábito.
Escoge un momento del día que te vaya bien, y especifica qué vas a hacer y cómo. Por ejemplo: “Cada día antes del desayuno voy a invertir unos 10 minutos a leer un pasaje de la Biblia, hasta donde llegue, subrayando los versículos que más me llamen la atención, y reflexionando en ellos”. Sencillo, ¿verdad?
Ahora solo necesitas acostumbrarte a tener esos 10 minutos antes del desayuno. Al principio será un poco nuevo, pero al cabo de unos días te habrás acostumbrado a ese ritmo de lectura, y al cabo de unas semanas, si un día no puedes tener tu tiempo con la Biblia, ¡lo echarás en falta!
La mejor parte es que esos 10 minutos al día, al cabo de un año, suponen más de 60 horas de lectura de la Biblia sin darte casi cuenta. ¡No está mal! ;)
Este principio es válido para cualquier área de la vida: de hecho, yo ahora acabo de desarrollar el hábito de correr durante 10 o 15 minutos al día, ¡y es maravilloso para mi salud!
Amigo/a, crea hábitos que te ayuden a ser diligente. Piensa hoy en qué áreas te gustaría crecer más, y crea un hábito que te ayude a trabajar en ese área. Con el tiempo, verás un crecimiento exponencial en tu vida.