🛡️ Es como un escudo

¿Alguna vez ignoraste una señal de tránsito y luego te diste cuenta de lo peligroso que fue? Tal vez giraste donde no debías, pasaste un semáforo en amarillo o no hiciste caso a esa voz interior que decía: “Mejor espera”. A veces creemos que tenemos el control… hasta que algo nos obliga a frenar en seco y darnos cuenta de que esas señales estaban ahí para protegernos.
La obediencia puede parecer incómoda o innecesaria, especialmente cuando no entendemos el porqué. Pero en la vida espiritual, obedecer a Dios es una de las formas más poderosas de permanecer bajo su cuidado.
Cada vez que eliges obedecer, estás abrazando el camino de la vida. No es solo una decisión correcta, es una forma de cuidar tu corazón. La Biblia lo dice así: “El que presta atención a la instrucción va por el camino de la vida, pero el que la rechaza se pierde” (Proverbios 10:17, NVI).
Dios no te da instrucciones para limitarte, sino para protegerte y guiarte hacia lo mejor. Él ve lo que nosotros no alcanzamos a ver. A veces nos pide esperar, soltar aquello a lo que nos aferramos, o actuar con integridad cuando todo parece empujarnos en otra dirección.
En mi caminar con Él, he aprendido a veces con lágrimas que obedecer. Aunque no siempre ha sido fácil, me ha librado de muchas confusiones, heridas y consecuencias dolorosas. En otras palabras, me ha cuidado.
Amigo/a, confía en que el camino de Dios siempre es el mejor. Su voluntad es buena, agradable y perfecta para ti. Y la obediencia no solo honra a Dios… también te protege.
Déjame orar por ti: “Señor, gracias porque guías a Amigo/a. Te pido que el/ella experimente tu bendición y tu protección de una manera nueva y real. Que su corazón siempre esté dispuesto a obedecerte, incluso cuando no entienda todo. Que nunca dude de tu amor ni de tus planes. En tu nombre Jesús. Amén”.

