Amigo/a, 💠Eres precioso/a para Dios
Ya estamos casi llegando al final de esta serie, y el versículo de esta semana continúa diciendo: ”Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca…” (1 Pedro 5:10)
Ya hemos hablado estos días atrás sobre cómo Dios usa esas pruebas para perfeccionarnos y afirmarnos en la fe.
De hecho antes, mientras escribía sobre esos temas, me venía a la mente la imagen de un diamante. Los diamantes son extremadamente preciosos, pero requieren de un gran proceso para llegar a ser de esa manera.
En primer lugar, hay un proceso de formación que implica grandes presiones y altas temperaturas. Este proceso es lo que hace que se conviertan en uno de los elementos más duros que existe sobre la faz de la tierra.
Pero eso no es todo: luego hace falta la fase de pulido. De hecho, un diamante en bruto podría ser confundido fácilmente con otros minerales, ya que, cuando están en su estado original, no se diferencian mucho del resto.
Es cuando son pulidos que revelan su extraordinaria dureza y transparencia, lo cual hace que puedan ser cortados con esas formas tan preciosas, típicas de las piedras preciosas, y que reflejen destellos de colores cuando la luz pasa a través de ellos.
En medio de las pruebas, Dios no solo está perfeccionándote y afirmándote, sino que está también haciéndote más y más fuerte.
Probablemente si echas la mirada hacia atrás, hace unos años no hubieses podido resistir el tipo de pruebas por el que estás pasando hoy. Pero tus victorias del pasado te han fortalecido y te han hecho crecer, a tal punto que ahora estás listo para nuevos desafíos, y para brillar cada vez más con la luz de Cristo en medio de ellos.
Amigo/a, ¡con cada prueba que atraviesas, te vuelves más fuerte, y reflejas más y más la gloria de Dios en tu vida! Resiste con fuerza, y déjate fortalecer por Él en el proceso.
Eres precioso/a para Dios