Amigo/a, 🤗 ¡Eres más que suficiente!

He peleado con estas voces por muchos años de mi vida: “¡No eres suficiente!”
El perfeccionismo ha sido una gran batalla en mi vida, ha sido mi peor enemigo. Durante mi juventud sentía que todo lo que hacía para mis padres no era suficiente. Cuando me casé, ese pensamiento seguía, y cuando llegué a ser madre esa voz aún estaba allí.
Simplemente no era suficiente. Me exigía con tal nivel de perfeccionismo, que ni siquiera yo podía alcanzarlo. Me castigaba cuando no lo lograba, y lo peor es que, a pesar de tanto esfuerzo, siempre terminaba sintiendo mucha culpa.
¿Te ha pasado? Sentir culpa cuando no logras algo. En el fondo solo quería ser amada y aceptada. ¡No entendía que ya lo era!
Amigo/a, te cuento que pensar de esta manera me llevó a caer en tal nivel de estrés que me condujo a tener ansiedad y, más tarde, a caer en depresión. ¡Esa manera de pensar me enfermó!
Su palabra nos dice en 2 de Corintios 12:9(RVR1960): “Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.” Tengo una buena noticia ¡su gracia es suficiente! Nos fortalece. Nuestra vida es más que suficiente porque él nos amó desde el principio.
La psiquiatra Marian Rojas describe el perfeccionismo como “una gran fuente de insatisfacción: Nos enferma” y este problema se ha agravado en los últimos años con las exigencias, hay un sufrimiento generalizado de que “todo puede ser mejorado” pero si no lo consigues, te culpas por ello.
Amigo/a, ¡Jesús quiere decirte que eres más que suficiente! Eres su amado, fuimos perfeccionados en él, cuando sientes que no puedes, no te culpes. Bástate en su gracia.
Oremos: “¡Gracias Jesús porque tu Gracia es más que suficiente! Te haces fuerte en mi debilidad, mi identidad en ti se define por el precio que tú pagaste y no por mis esfuerzos. Te amo Jesús, mi vida te pertenece, me rindo una vez más. Amén.”

