Amigo/a, 🔥 En espÃritu y en verdad
Continuamos hoy nuestra serie especial de Adviento con el testimonio de la mujer samaritana. Al final de su testimonio, terminaré como siempre con unas pocas palabras de ánimo. Te dejo con su relato:
Siempre he soñado con casarme con un príncipe azul, un hombre que me amase y con quien pudiese formar una familia según los principios que Adonai, el Señor, nos mandó en la Ley.
Desgraciadamente, mi experiencia con el matrimonio no ha sido la que yo esperaba. En ocasiones porque mis maridos no buscaban a Dios y eran egoístas, y en otros momentos por mis propios complejos e inseguridades. La verdad es que he fracasado en mis cinco matrimonios, y mi fe se ha visto afectada en el proceso.
Mis vecinas me despreciaban por mi vida amorosa complicada, y no me dejaban ni siquiera ir con ellas al pozo en el frescor de la mañana: tenía que ir sola a mediodía, cuando nadie más quiere ir debido al calor tan intenso que hace.
Nunca he sido muy conocedora de las Escrituras, pero mi corazón siempre ha buscado a Dios. Sin embargo, a lo largo de mi vida no he hecho más que encontrarme barreras y obstáculos que me han impedido acercarme a Él. Muchas veces me preguntaba: ¿Qué debería hacer? ¿Dónde tendría que ir para orar o para adorar, si como samaritana no me estaba permitida la entrada en el Templo de Jerusalén? ¿Cuál era Su voluntad para mi vida?
Un día, mientras iba sola al pozo a por agua, es cuando Le vi. Sí, Jesús de Nazaret me estaba esperando. Al principio pensé que era un profeta que quería avergonzarme y condenarme por mis pecados, pero al final entendí que no era nada de eso: Él era el Mesías, y había venido a propósito a ese pozo al mediodía para encontrarse conmigo y revelarse a mí.
Sin duda, debía tratarse de un error. ¿Por qué yo? Sus ojos lo decían todo: Él me conocía perfectamente, pero aun así no me rechazaba. Me dijo que pronto podría tener una relación viva con Dios, más allá de montes o rituales, ya que el Padre buscaba esa relación en espíritu y en verdad (Juan 4:20-26).
Nunca mi corazón había experimentado tanto gozo. No podía contener mis ganas de anunciar a todos acerca de Jesús: es por eso que hablé a todos los de la ciudad acerca de Él. Mi vida no ha sido nunca más la misma desde entonces.
Mi nombre es Photina, y he sido elegida por Jesús.
Amigo/a, Jesús quiere tener encuentros contigo, y revelarse más cada día a ti. No importa lo que los demás digan o piensen de ti: Él te conoce profundamente, y aún así te acepta y te ama tal y como eres. Ven en este día delante de Él, y deja que el gozo de Su Presencia inunde tu vida, y te impulse a hacer todas las cosas que Él ha preparado para ti. ¿De qué manera podrías bendecir a otras personas en este tiempo de Navidad?