Amigo/a, 🙌 ¡En Cristo eres imparable!
Continuamos avanzando en el versículo de la semana, el cual dice: “Escribe la visión y grábala en tablas, para que corra el que la lea…” (Habacuc 2:2-3, LBLA).
Hay algo especial que ocurre cuando tenemos una visión escrita y bien grabada en las tablas de nuestro corazón. De alguna manera, lo que antes parecía un sacrificio se convierte en un paso más hacia nuestro destino; lo que antes nos frenaba, ahora se convierte casi en una motivación para nosotros…
¿Sabes por qué? Porque esa visión te lleva a correr. Esa visión que ahora arde en tu corazón, te lleva a ser imparable, a estar dispuesto a hacer lo que sea necesario en la gracia y con la ayuda de Dios.
Ese es el poder de la visión: te permite ver, ser consciente de las cosas que están ocurriendo, de dónde estás y de dónde quieres llegar. Y esa consciencia te motiva a no dejarte frenar por ninguna de las mentiras ni de las estrategias de las tinieblas, porque ya sabes cómo el enemigo funciona, y estás determinado a no dejarte retrasar por él.
Esto es lo que me pasó a mí con el tema de los estudios, como te comenté ayer, y es lo que me sigue pasando en todas las cosas que hago: el fuego y la pasión que están en mi corazón como consecuencia de la visión que arde en mí, me lleva a dar lo mejor de mí en todo, y a no parar de correr, de avanzar, de vivir en la gracia y el poder de Dios.
Amigo/a, ¡en Cristo eres imparable! En este día, pídele a Dios que te revele más acerca de la visión que Él tiene para tu vida, y deja que Su fuego la grabe en tu corazón, para que así no puedas parar de correr. ¡Él ha preparado tantas cosas para ti!