Amigo/a, 🍄 El veneno de la ofensa
Una de las estrategias más poderosas del enemigo contra nosotros está relacionada con algo a lo que todos tenemos una tendencia humana natural: la ofensa.
¿Alguna vez te has sentido ofendido contra alguien, por algo que ha hecho o que no ha hecho? Creo que todos hemos experimentado ofensa en nuestras vidas contra varias personas. Algunas personas, de hecho, parece que viven en un continuo estado de ofensa: cualquier cosa les molesta, y es motivo de queja para ellas.
La Biblia nos muestra un poco sobre el poder de la ofensa cuando dice: “Un amigo ofendido es más difícil de recuperar que una ciudad fortificada…” (Proverbios 18:19, NTV). ¡Wow!
Sí, la ofensa es una de las peores armas del enemigo. Se instala en nuestro corazón sin que nos demos casi cuenta, y es como un virus que nos debilita espiritualmente, y que nos lleva a sentirnos acomplejados, enfadados, heridos…
Esta ofensa es una “ofensiva” de las tinieblas para tratar de poner raíces de amargura y de falta de perdón en nosotros, para desestabilizarnos y llevarnos a vivir en un estado de queja, de enfado y de desequilibrio en general que nos bloquee, y que nos impida brillar con la luz y la libertad de Cristo.
Pero lo peor de todo es que muchas veces, ¡nos puede acabar gustando la ofensa! Poco a poco, nos vamos acostumbrando a esa sensación de ser siempre la víctima, a esos pensamientos que nos quieren hacer ver que la culpa es siempre de los demás, y a los deseos de querer “ganar” en cada conversación (como si estuviésemos en una competición)… ¿Has visto qué “irrealidad” más disfuncional crea la ofensa en nuestros corazones?
Amigo/a, ¡la ofensa es uno de nuestros peores enemigos, y tenemos que combatirlo de lo más profundo de nuestro corazón! A lo largo de los próximos días veremos ejemplos y claves que nos permitirán apartar de nosotros todo tipo de ofensa, y vivir en la libertad y claridad de Jesús. ¿Estás listo/a? ;D