🗣️ El poder de las palabras
Continuamos hablando sobre este tema tan interesante, sobre dejar atrás todas aquellas cosas que frenan nuestro crecimiento espiritual, y hoy me gustaría centrarme en las palabras que decimos.
Miremos lo que dice Proverbios 13:3 (RVR 1960): “El que guarda su boca guarda su alma; Más el que mucho abre sus labios tendrá calamidad”.
Esta palabra nos recuerda la importancia de cuidar nuestras palabras y ser prudentes con lo que decimos y nos decimos a nosotros mismos. Nos enseña que, al cuidar lo que sale de nuestra boca, estamos protegiendo nuestra vida.
Así es, la lengua es un órgano pequeño, pero sus efectos son vastos. Un comentario impulsivo puede causar una herida profunda, mientras que una palabra amable puede sanar un corazón roto.
No sé tú, Amigo/a, pero yo he experimentado muchas veces decir algo y, al instante, darme cuenta de que no debería haberlo dicho. A veces, intentamos arreglar lo que ya no tiene remedio. Incluso podemos usar frases destructivas que frenan nuestro crecimiento espiritual, frases tales como: "Nunca voy a poder"; "Eres un/a inútil"; "Siempre cometes los mismos errores," etc.
Salomón nos exhorta a ser conscientes de nuestras palabras, a hablar con intención y sabiduría, a cuidar lo que decimos a otros y a nosotros mismos, porque las palabras tienen mucho poder.
Así es, ellas pueden construir o destruir, consolar o herir, traer paz o conflicto.
Sin duda, cuanto más nos afirmamos en el amor de Cristo, más estás capacitado/a para transformar las palabras que salen de tu boca y tener dominio sobre tu lengua. De hecho, somos llamados a ser perfeccionados en Cristo continuamente.
Entonces, tómate un momento para orar y reflexionar si tus palabras están siendo una bendición para ti y para los demás. Amigo/a, que tu boca sea un instrumento de inmensa bendición, no solo para ti, sino también para quienes te rodean.