🫂 El poder de la reconciliación

Uno de los conceptos bíblicos que más me gusta y más me desafía, es el concepto bíblico de la reconciliación. Este concepto es de hecho uno de los pilares doctrinales de la iglesia a la que pertenezco. Este pilar lo definimos de esta manera: “la reconciliación es el centro de nuestra tarea”.
Con esto, lo que queremos decir es que entendemos que Jesús, quien nos reconcilió consigo mismo, también nos dio el ministerio de la reconciliación, y esto es algo sumamente desafiante para cada uno de los que nos llamamos discípulos de Jesús.
Nuestro pasaje (Colosenses 1:15-20) en la primera parte del versículo 20 dice que; “por medio de él (Jesús), Dios reconcilió consigo todas las cosas…”.
La palabra reconciliación significa literalmente unir de nuevo, y por eso es tan lindo saber que, en Jesús, podemos estar unidos de nuevo con el Padre. Lo que el pecado había separado, Jesús con su sacrificio lo unió una vez más.
Tú y yo, gracias a Jesús podemos caminar en unidad una vez más con el Padre, pero eso no es todo lo que la obra de Jesús logró, también logró que tú y yo podamos tener relaciones reconciliadas con los demás. Gracias a Jesús soy libre para perdonar, recibir perdón y de esta manera caminar en unidad aun con quienes me han hecho daño o yo he hecho daño.
Amigo/a, ¿estás viviendo en esta realidad de la reconciliación? O sea, ¿estás viviendo en relaciones unidas, en casa, en el trabajo, en tu familia?
Porque la Biblia no lo deja ahí, de hecho, como te decía lo lleva más allá al decirnos que Jesús ¡nos ha dado el ministerio de la reconciliación! Es decir que la reconciliación no es solo un regalo, es una misión.
Mira como lo dice Corintios; “Así que somos embajadores de Cristo, como si Dios los exhortara a ustedes por medio de nosotros: «En nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien con Dios”.
¡Wow! ¿no te dije que era muy desafiante? Tú y yo, que ya hemos sido reconciliados con Dios, ahora no solo somos sus hijos, sino que también somos embajadores de Cristo, rogando al mundo que se reconcilie con Dios y vuelva a caminar en unidad con Él.
¿Qué dices? ¿Estás listo para servir como embajador de Cristo?

