✨ El Nombre que está apartado

Hay una razón por la que Jesús nos enseñó a orar: “Santificado sea tu nombre.” Mateo 6:9
Santificar significa apartar, reconocer algo como sagrado. No hacemos santo a Dios, Él ya lo es. Pero en la oración, reconocemos su santidad.
El pueblo judío tenía una reverencia tan profunda por el nombre de Dios que se lavaban las manos y cambiaban de pluma antes de escribirlo.
Incluso evitaban pronunciarlo en voz alta. Así de sagrado y poderoso era el Nombre. Jesús nos invita a redescubrir esa reverencia, no como miedo, sino como adoración.
No como distancia, sino como reconocimiento. En medio de un mundo agitado y ruidoso, es fácil perder el sentido de lo sagrado. Pero cuando nos detenemos y decimos: “Tu nombre es santo…” algo cambia en nosotros.
Nuestro corazón se alinea. Nuestra visión se aclara. Nuestra oración se profundiza.
🧡 El nombre de Dios no es ordinario. Es sagrado, poderoso y digno de toda tu adoración.
Pensamiento milagroso de hoy: Honrar el nombre de Dios es dejar que su santidad transforme tu corazón.
Éric Célérier

