🏃🏻 El milagro de perseverar

Hay un poema cristiano que ha cautivado profundamente mi corazón, se llama “Huellas en la arena”. Déjame compartir contigo una versión abreviada de este poema:
Un día soñé que caminaba por la playa con el Señor, y veía escenas de mi vida reflejadas en el cielo. En cada una, noté dos pares de huellas en la arena: las mías y las de Él. Pero en los momentos más difíciles, solo había un par. Entonces pregunté:- Señor, ¿por qué me dejaste solo cuando más te necesitaba? Él respondió:- Nunca te dejé. Cuando viste solo un par de huellas… fue porque te cargué.
Me encanta la tierna verdad que este poema transmite, y es que aun en los momentos más oscuros de nuestra vida o cuando sentimos que nos ha abandonado, cuando no comprendemos lo que está haciendo, Él está obrando.
Una de las verdades más desafiantes, pero también más hermosas del caminar con Cristo es: que Dios no usa las pruebas para destruirnos, sino para formar en nosotros algo mucho más valioso que el oro: una fe firme, madura y perseverante.
Mira lo que dice Santiago 1:2-4: “Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas, pues ya saben que la prueba de su fe produce perseverancia. Y la perseverancia debe llevar a feliz término la obra, para que sean perfectos e íntegros sin que les falte nada.”
Tal vez hoy no entiendas por qué estás atravesando por cierto dolor, por qué tu mundo se sacudió de repente. Pero la Palabra nos recuerda que hay un propósito eterno detrás del sufrimiento. No es en vano. Dios está formando algo precioso en ti.
Una carta que recibimos refleja el testimonio de esta verdad de forma poderosa:
“Gracias por compartir estos devocionales conmigo. Me ayuda a seguir adelante y a crecer en el camino correcto. El 7 de enero de 2019 mi niña de 11 años sufrió un ACV, quedó en silla de ruedas, tuvo que aprender a caminar de nuevo. Fue un proceso muy difícil para mí, como mamá tenía que ser fuerte frente a ella. Estuvo internada 2 meses. Hoy tiene 17 años y este es el último año de secundaria. Gracias a Dios está recuperada. Solo Él pudo hacer este milagro. Ese mismo año perdí a mi padre y a mi hermana. Fue un tiempo muy triste y difícil, pero en medio de todo, ahí estaba el Señor diciéndome: estoy contigo, no desmayes yo te levanto, te doy las fuerzas para seguir. Solo Dios puede hacerlo. Nunca perdí la fé. Sé que estoy en el camino correcto, y que Dios me ayuda. Gracias por darme la oportunidad de compartir. Que el Señor les bendiga infinitamente. Un abrazo.”
¿No es conmovedor?
En medio del dolor, la fe de esta madre no sólo sobrevivió… creció. ¡Eso es un milagro! No te desesperes en el proceso. No estás solo/a. Dios está contigo y está obrando, incluso cuando no lo ves. Dios no solo puede sostenerte… puede hacerte crecer en medio del quebranto.
[BUTTON]Con tu donativo puedes ayudar a otros a recibir Un Milagro Cada Día para perseverar y encontrar fuerza en el Señor.

