Amigo/a, ¡El micrófono está encendido! 🎤
¿Qué pasaría si tuvieras la plena convicción de que Dios está oyendo cada palabras que dices?
Varias veces me ha venido a la mente esta imagen con respecto a la oración: Imagínate que vas a un estudio de radio, y que te sientas ahí solo. La luz roja que indica que estás en vivo se enciende, pero no sabes si realmente la gente te está oyendo o no. Empiezas a hablar, pero en el fondo te da la sensación de que estás perdiendo el tiempo: piensas que seguramente nadie te estará escuchando, por lo que, tras un rato, dejas de hablar. De hecho, terminas por irte del estudio, porque no tiene sentido seguir ahí.
Ahora imagínate que vas a ese mismo estudio de radio con la plena convicción de que miles de personas te están escuchando desde sus casas. Cuando la luz roja se enciende, empiezas a dar un mensaje claro. Tienes “fe” de que te están oyendo, y por eso lo haces de la mejor forma posible.
¿Ves la diferencia entre ambas situaciones? Amigo/a, Dios te está escuchando, aquí y ahora. De hecho, la continuación del pasaje que veíamos ayer dice: “Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho” (1 Juan 5:14-15). ¡Wow, qué promesa tan extraordinaria!
Te invito a que empieces a orar en este día con la convicción de que Dios está ahí mismo, a tu lado, escuchándote, y que te va a contestar. ¡Cuando sabes que Dios te escucha, sabes que ya tienes la respuesta! Ora conmigo ahora: “Señor, te doy las gracias porque sé que me estás escuchando ahora mismo. Estás a mi lado, atento a cada palabra que sale de mi boca. Por favor, ayúdame a orar siempre con esta convicción, con esta claridad, con esta expectativa de recibir tu respuesta. Te doy gracias por lo que estás haciendo en mi vida, y te pido que sigas obrando en mí. En el Nombre de Jesús. ¡Amén!”
¡Que tengas un día extraordinario, Amigo/a!