Amigo/a, 🍇 El fruto de tu Seguridad en Cristo
Seguimos avanzando en nuestro estudio de la sabiduria, y hoy vamos analizar otra característica de la Sabiduría de Dios.
El pasaje sigue diciendo: “Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable…” (Santiago 3:15)
Sí, ¡la auténtica sabiduría está llena de amabilidad! Como estamos viendo estos días, la sabiduría de Dios refleja el carácter de Aquél que es la Sabiduría, de Jesucristo, y Él es realmente amable en Su trato con las personas.
El carácter de Dios está siempre lleno de amabilidad y de amor. Él no trata rudamente a la gente, ni se siente superior a los demás, sino que siempre busca alcanzar y bendecir a todas las personas.
De hecho, Él no tiene miedo de ir demasiado bajo a la hora de acercarse a las personas. Mira lo que está escrito en la Biblia: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres…” (Filipenses 2:5–7).
Jesús no se aferró a su divinidad como pretexto para tratarnos con superioridad, sino que, siendo Dios, se despojó a sí mismo y tomó la forma más sencilla, sirviendo y bendiciendo a todas las personas, hablando con amor y amabilidad a todo el mundo, y ministrándoles con gran poder y autoridad, por amor a ellos.
Ese es el corazón de Dios, y la sabiduría nos lleva precisamente a hacer lo mismo: a despojarnos de nosotros mismos, a quitar de nosotros todo tipo de orgullo o de superioridad hacia los demás, y nos lleva sencillamente a valorarles, a amarles, y, como consecuencia, a tratarles amablemente.
Amigo/a, la amabilidad auténtica es un fruto de tu seguridad en Cristo. Y esta identidad y seguridad solo vienen como una obra directa de la Sabiduría de Dios en tu vida.
Cuando sabes quién eres, cuando tu corazón está confiado en Dios y lleno de esa sabiduría divina, no te sientes amenazado por los demás: sencillamente buscas servirles y bendecirles, siendo la amabilidad una expresión constante en tu trato hacia ellos.
Pídele a Dios que te inunde de Su sabiduría y de Su amabilidad hacia todas las personas con las que te encuentres en este día,