🍽️ El enemigo quiere sentarse en tu mesa

Hace unas semanas terminé de leer un libro con el llamativo título de “No le des al enemigo un asiento en tu mesa”. La premisa de este libro es justamente lo que su título dice, el autor Louie Giglio, Pastor de una iglesia en Atlanta, utiliza esta imagen con base en el Salmo 23 cuando dice: “preparas mesa delante de mí en presencia de mis enemigos”.
Este libro me desafió mucho, me daba esta imagen de cómo Jesús nos prepara esa mesa con el mejor banquete que puedas imaginarte, y nos invita a estar en esa comunión en esa intimidad con Él. Sin embargo, hay alguien más que quiere sentarse en esa mesa, alguien que “está rondando como león rugiente”
Y lo más desafiante de esta imagen es que somos nosotros los que le permitimos al enemigo sentarse en la mesa que Jesús ha preparado para nosotros. Cada vez que escuchamos sus mentiras y permitimos que pensamientos de ansiedad, enojo, desesperanza, comparación, envidia y autoindulgencia controlen nuestra mente, es cuando dejamos que el enemigo se siente y dirija la conversación.
Déjame confesarte un área donde constantemente tengo que cuidarme de no darle ese lugar al enemigo en mi mesa. Hace más o menos 7 años que me gradué del Instituto Bíblico y obviamente sigo en contacto con varios de mis amigos de aquel tiempo, así como tengo a varios en mis redes sociales. Y ahí muchas veces tengo que cuidar mucho mi corazón y mente para no escuchar las mentiras del enemigo.
¿Por qué? Porque la mayoría de quienes estudiamos juntos estamos en el ministerio, muchos pastoreando o plantando iglesias, y a veces cuando he tenido una mala semana, cuando algunos planes no han salido como esperaba, cuando no veo los frutos que quisiera, veo las redes de mis amigos, y pareciera que algunos son tan exitosos, que ahí mismo me susurra el enemigo, haciendo que me compare, que me sienta mal, o que tenga pensamientos de autoindulgencia.
Es en ese momento en el que debo cuidar mi corazón para no darle ese lugar al enemigo en mi mesa, ahí es donde debo escuchar la voz de mi buen pastor que me dice: tú solo sígueme, yo te guiaré, yo te cuidare, yo voy a obrar. Y lo más importante que debo recordar, es que no se trata de mí, sino de Él. ¡No se trata de mi éxito, sino de su gloria!
¿Cómo es para ti, Amigo/a? ¿Puedes reconocer un área en tu vida donde seas vulnerable a las mentiras del enemigo?
Hoy quiero decirte esto, si Jesús ya preparó la mesa para ti, no dejes que el enemigo se siente. En cambio, concéntrate en la voz de quien tienes delante, el Rey del universo.

