👑 El ejemplo supremo: Jesús
Como te decía en el día 3 de esta serie, si haces un pequeño estudio de cuáles han sido las películas más taquilleras de la historia, descubrirás que muchas de ellas tienen algo en común: el héroe se sacrifica por el bien de los demás.Ese tipo de historias siempre mueve algo profundo en nuestro corazón. ¿Por qué? Porque fuimos creados para reconocer, admirar y responder al amor sacrificial.
Y aunque estas historias logran conmovernos, no son más que un reflejo de la historia original: Dios mismo entregándose por aquellos que no podían salvarse. La historia de Jesús es la máxima expresión de generosidad.
Él, el Rey del universo, dejó su gloria para hacerse hombre, vivir entre nosotros, experimentar nuestras limitaciones, sufrir en nuestro lugar y finalmente dar su vida para rescatarnos.
Pablo lo resume así: “Porque ya conocen la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a ustedes se hizo pobre, siendo rico, para que ustedes con su pobreza fueran enriquecidos” (2 Corintios 8:9, NVI).
Jesús no solo dio cosas; se dio a sí mismo, y lo hizo por amor.
Amigo/a, toda verdadera generosidad nace de contemplar ese amor.Cuando entiendes que Jesús lo dio todo por ti, tu respuesta natural es vivir con las manos abiertas.No das para ganar su amor; das porque ya lo recibiste.Él es nuestro modelo perfecto. Él es la fuente, la motivación y la razón para dar. Así que cada vez que tengas la oportunidad de ser generoso, recuerda: estás reflejando el corazón de Jesús.
Amigo/a, tómate hoy unos minutos para pensar: ¿cómo puedo reflejar la generosidad de Jesús esta semana? Tal vez a través de un mensaje, un tiempo con alguien, un recurso económico, o simplemente escuchando a quien lo necesita.
Oremos: “Señor Jesús, gracias porque tú lo diste todo por mí. Enséñame a ser generoso como tú lo eres y a dar no por obligación, sino por amor. Amén.”