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Fecha de publicación 21 de dic. de 2025

🌵 El desierto no es tu destino final

Fecha de publicación 21 de dic. de 2025

Llegamos al final de esta serie, y quiero reforzar la idea con la que terminamos ayer:¡Amigo/a, el desierto no es tu destino final!

A veces puede parecer que sí.A veces, los cuarenta días se sienten como cuarenta años.A veces parece que nunca llegaremos a la tierra prometida, pero déjame decirlo una vez más: el desierto no es tu destino final.

Ciertamente no lo fue para Israel, ni para Elías, ni tampoco para Jesús. Y, de la misma forma, estoy convencido de que tampoco lo es para ti.

Créeme, yo lo he vivido más de una vez: tiempos de desierto que se sienten eternos… pero que, con el tiempo, entendí que solo eran parte del camino; parte del proceso de Dios para mi vida.Mira la promesa de (Deuteronomio 8:7): “Porque el Señor tu Dios te conduce a una tierra buena: tierra de arroyos y de fuentes de agua, con manantiales que fluyen en los valles y en las colinas.”

Y recuerda lo que Dios dijo al pueblo de Israel cuando vivían uno de sus peores momentos, conquistados y exiliados por Babilonia:

“Porque Yo conozco los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.” (Jeremías 29:11)

Amigo/a, no sé cómo se ve tu desierto hoy. Tampoco sé cómo lo estás enfrentando. Pero mi oración es que estos días te hayan dado una perspectiva diferente sobre lo que el desierto significa desde los ojos de Dios.

Puede que hoy no lo veas. Puede que el camino parezca largo, pero Dios ya ha preparado tu tierra buena. Él conoce el final desde el principio, y cada paso en el desierto ha sido parte del proceso para formar tu fe, ensanchar tu corazón y prepararte para lo que viene.

¿Oramos para cerrar esta semana?: “Dios, gracias porque en Tu Palabra podemos encontrar esperanza para cada temporada de nuestra vida. Gracias porque nos das una perspectiva diferente sobre los tiempos de desierto. Gracias por cada desierto por el cual me has hecho pasar; reconozco que ha sido parte de mi proceso.

Hoy oro por quienes están leyendo o escuchando este devocional y están atravesando su propio desierto. Por favor, concédeles un momento de respiro, un oasis en medio del camino donde, como Elías, puedan escuchar Tu voz diciéndoles: Levántate y come, porque el camino que tienes por delante es largo.Gracias, Dios, porque sé que estás escuchando y respondiendo esta oración. En el nombre de nuestro Señor Jesús, amén.”

No lo olvides nunca: ¡Eres un Milagro!

Eleazar Diaz
Author

Pastor principal de una iglesia y director de un programa de discipulado y misiones en Guadalajara, México. Mi pasión es que cada persona pueda tener una relación intima y apasionada con Dios.