🙇🏻♂️ El desierto: lugar de restauración
Amigo/a, ¿has tenido esos momentos donde dices: “No puedo más”?
Momentos en que parece que nada sale bien, en que te sientes cansado, desanimado, frustrado y sin fuerzas para seguir.
El desierto se puede sentir así: como el lugar donde sientes ganas hasta de no seguir, de no vivir más.
El profeta Elías vivió un momento así en Su caminar con Dios. Mira este momento de la vida de Elías:
“Caminó todo un día por el desierto. Llegó adonde había un arbusto de retama y se sentó a su sombra con ganas de morirse. «¡Estoy harto, Señor! —protestó—. Quítame la vida, pues no soy mejor que mis antepasados». Luego se acostó debajo del arbusto y se quedó dormido. De repente, un ángel lo tocó y le dijo: «Levántate y come». Elías miró a su alrededor y vio a su cabecera un panecillo cocido sobre brasas y un jarro de agua. Comió, bebió y volvió a acostarse. El ángel del Señor regresó y, tocándolo, le dijo: «Levántate y come, porque te espera un largo viaje». Elías se levantó, comió y bebió. Una vez fortalecido por aquella comida, viajó cuarenta días y cuarenta noches hasta que llegó a Horeb, el monte de Dios.” (1 Reyes 19:4-8, NVI)
¿Lo ves?
El desierto, ese momento cuando parece que no puedes más, es el lugar donde Dios dice: “Levántate y come”.
Es el lugar de restauración, donde, si te aferras a Dios, Él se encargará de restaurar, Él se encargará de mostrarte que el viaje no ha terminado para ti; solo es una pequeña parada para recobrar fuerzas.
Cuando estás en el desierto, en ese momento de no querer más, de sentir que no puedes más, Dios te invita a seguir adelante: a levantarte y comer, a fortalecerte, porque lo que sigue vale la pena, porque Dios no ha terminado contigo.
Elías llegó al desierto exhausto.
Dios no lo reprendió; ¡lo alimentó, lo fortaleció y lo invitó a descansar!
Amigo/a, el desierto puede ser la pausa de Dios para tu restauración.
Quizás hoy te sientes agotado.Quizás estás tentado a rendirte.Pero el mensaje de Dios para ti es este: Amigo/a, no es el final. Es solo una parada para recuperar fuerzas. Levántate y come. Lo que viene vale la pena.
Yo no he terminado contigo.