🔴 El ciclo de la tentación y el pecado

Ayer estuvimos viendo que Santiago explica claramente cuál es el origen de la tentación, hoy veremos cómo pasa entonces a describir el proceso o el ciclo del pecado. “Luego, cuando el deseo ha concebido, engendra el pecado; y el pecado, una vez que ha sido consumado, da a luz la muerte.” (Santiago 1:15)
Santiago describe cómo surge y se desarrolla el pecado. La tentación ocurre cuando un deseo interno se encuentra con una seducción externa, pero ser tentado no es pecado. Tu puedes luchar con malos deseos y ser tentado, tener malos pensamientos o malas emociones, pero eso aún no es pecado.
Es como Lutero dijo: “no podemos evitar que los pájaros vuelen sobre nuestra cabeza, pero sí que hagan nido en ella.” Santiago utiliza aquí una metáfora interesante, la de una concepción, para ilustrar cómo nace el pecado. Cuando cedemos a la tentación en nuestra mente, el pecado es concebido. No comienza con la acción, sino con el "sí" mental. Luego, al consumarse, el pecado da a luz la muerte.
El lenguaje que usa Santiago me impresiona, ya que desde hace unos meses disfrutamos del nacimiento de nuestro hijo Thiago, este lenguaje me resulta muy familiar. Sin embargo, en un caso el resultado es vida y gozo y en el otro, muerte.
David es un ejemplo claro. Alimentó sus malos deseos, y al caer en pecado con Betsabé, intentó ocultarlo manipulando y asesinando a Urias (2 Samuel 11). Aunque se arrepintió sinceramente, las consecuencias permanecieron: la muerte de su hijo, conflictos familiares, y su propia caída emocional y espiritual. Esto nos deja claro que alimentar deseos equivocados siempre trae muerte, ya sea literal o espiritual.
Ahora regresando a nuestra vida, Amigo/a, yo no sé cuál es la tentación con la que más luchas, por eso quizá no puedo decirte cuáles serían las consecuencias de esa tentación consumada en pecado. Probablemente no te lleve a muerte literal, pero de lo que estoy seguro, es que: cualquier pecado nos separa de Dios, y esto definitivamente es un tipo de muerte.
Habiendo dicho esto, déjame recordarte algunas verdades importantes y es que aunque la tentación y el pecado son una realidad, también lo es la gracia de Dios. Él nos da la fuerza para resistir y el perdón para restaurarnos cuando caemos. No importa cuán lejos hayamos ido, siempre podemos volver a Él con un corazón arrepentido.

