👞 El calzado correcto
Hace un tiempo participé en un campamento que formaba parte de un ministerio centrado en la enseñanza de la supervivencia. Debo confesar que soy cien por ciento un chico de ciudad; nací y crecí en la segunda ciudad más grande de México, con alrededor de diez millones de habitantes. Nunca he sido un gran fanático de acampar ni de hacer excursiones; soy más bien alguien de libros y deportes.
Sin embargo, en esta ocasión estaba liderando un grupo de jóvenes que participaban en el campamento, así que no había excusa. Una de las cosas con las que más sufrí fue no tener el calzado adecuado para la actividad. Llevé unos tenis viejos pensando que estarían bien, pero resultaron ser terribles: me resbalaba, no me protegían adecuadamente de los insectos y espinas, y la suela terminó completamente lisa y gastada después de solo unos días.
Amigo/a, ¿te ha pasado alguna vez algo así? ¿No tener el calzado correcto en alguna situación?
El siguiente elemento que Pablo nos presenta como parte de la armadura de Dios, necesaria para enfrentar las batallas diarias, es el calzado. En Efesios 6:15 se nos anima a estar "calzados con la disposición de proclamar el evangelio de la paz."
Tener el calzado correcto puede marcar toda la diferencia; puede evitar que resbales en terrenos resbaladizos, protegerte en caminos difíciles y brindarte firmeza al caminar. En este caso, lo que la Biblia nos dice que es el calzado correcto es tener la disposición de proclamar el evangelio de la paz. Pero, ¿qué significa esto?
Significa que el propósito de nuestra vida debe ser compartir las buenas nuevas de paz con aquellos que no conocen a Cristo. Es vivir la Gran Comisión que nuestro Señor Jesús nos dio, es dar dirección y firmeza a nuestro caminar. Es no vivir para satisfacer nuestros propios deseos y emociones.
Al enfrentar las batallas diarias, es crucial tener claro cuál es nuestra misión dentro de esas batallas. Me encanta lo que Goethe dijo: “Una vida sin propósito es una muerte prematura.” Tú y yo tenemos un propósito claro en nuestra vida: la Gran Comisión que Jesús nos dejó. Esto, a su vez, es el calzado adecuado para caminar por el camino de nuestra vida en esta tierra.
Y tu, Amigo/a, ¿estás viviendo este propósito en tu vida?, hoy quiero invitarte a sumarte a esta gran misión, ¡qué tal si esta semana hablas de Jesús con una persona y ves lo que Dios puede hacer en ti y a través de ti!
