🤝🏼 Dios te quiere en su equipo

Desde que puedo recordar, siempre me han gustado mucho los deportes; mis favoritos son el básquetbol y el vóleibol. En estos dos deportes, nunca tuve que sentir ansiedad o nervios durante el momento en que se armaban los equipos y se elegían los jugadores para cada uno. ¿Sabes a qué me refiero? Ese instante en el que los capitanes comienzan a mencionar los nombres de los jugadores que eligen para su equipo.
Un deporte que nunca logré disfrutar mucho, ni en el que fui muy bueno, es el fútbol. Lamentablemente para mí, este es el deporte más querido no solo en mi país, sino también en el de mi esposa, y prácticamente en toda Latinoamérica. En este caso, puedo decir que no disfrutaba para nada el momento en que se elegían los equipos, ya que siempre me dejaban al final por no ser uno de los "buenos".
Pero sabes, Amigo/a, una de las verdades más hermosas que encontramos en la Palabra de Dios es que tú y yo hemos sido apartados por y para Dios.
Mira lo que dice su palabra:
“Porque ustedes son un pueblo apartado especialmente para el Señor su Dios; el Señor los ha elegido de entre todos los pueblos de la tierra, para que ustedes le sean un pueblo especial.” (Deuteronomio 7:6).
Me encanta también en Hechos 13 cuando dice que el Espíritu Santo le dijo a la iglesia en Antioquia que apartaran a Pablo y Bernabé para el trabajo que los había llamado. Me encanta esta idea de que Dios nos quiere en su equipo, él nos ha apartado, por medio de su hijo él está santificandonos. Pedro haciendo eco de las palabras de Deuteronomio, dice que somos su nación santa, su pueblo elegido tú y yo porque él nos ha llamado de las tinieblas a su luz admirable.
¿Qué te hace sentir, saber que fuiste elegido y apartado por Dios para estar en su equipo? Saber que Él puso su mirada en ti y vio lo que quizá ni tú viste en ti… ¡El potencial para ser su jugador estrella, para llevar su mensaje para extender su reino, para reflejar su amor y su gloria!
¡Qué verdad tan hermosa! Demos gracias a Dios por Su maravillosa gracia en nuestras vidas.
Padre gracias, mil gracias por apartarme, por elegirme para ser parte de tu equipo, gracias por ver en mi más de lo que yo puedo ver, gracias, por tan inmerecido amor, hoy me entrego por completo a ti que me has elegido, amén.

