Amigo/a, 🙌🏻 ¡Dios merece tu gratitud continua!
Ya estamos casi llegando al final de esta serie, y el penúltimo versículo de este precioso Salmo dice: “Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza. Alabadle, bendecid su nombre.” (Salmo 100:4).
Algo especial ocurre cuando venimos a Él con un corazón lleno de gratitud y de alabanza.
Cada vez que escogemos darle gracias y alabarle en medio de las situaciones por las que estamos pasando, estamos tomando la decisión de centrar nuestros ojos no en lo que vemos, sino en lo que no vemos.
Y eso es precisamente la fe: la certeza de lo que espera, que todavía no ha llegado; la convicción de aquello que no vemos aún con nuestros ojos físicos.
Y esta fe, mientras tanto, no para de dar gracias a Dios por todo: por lo que Él ha hecho en el pasado, por lo que Él va a hacer en el futuro, y por lo que nos ha dado ya y está haciendo en el presente.
Es por eso que este pasaje nos llama a venir ante la Presencia de Dios y a entrar por sus puertas siempre con esa acción de gracias.
No podemos entrar en la Presencia de Dios con queja, críticas, acusaciones hacia los demás… Tenemos que cambiar nuestra forma de pensar, para ser más conscientes de lo que Dios ya ha hecho en nuestras vidas, y dejar así que esa gratitud y fe inunden nuestros corazones.
Amigo/a, ¡Dios merece tu gratitud continua! Él no te ha abandonado ni un segundo, de la misma manera que tu corazón no ha dejado de latir en todo este tiempo.
Él está a tu lado, y si empiezas a ser más consciente de Sus bendiciones en tu vida y dejas que tu corazón rebose de gratitud y alabanza a Él, verás milagros increíbles, que te llevarán, a su vez, a estarle cada vez más agradecido, y a desear alabarle aún más. ¡Te lo digo por experiencia propia! =)