🧳 No cargues con todo
Antes de caer en depresión, yo era una persona reservada. No compartía mis luchas ni mis cargas con nadie. Y eso me pesó más de lo que imaginaba.
Hace poco vi una ilustración que me ayudó a entenderlo mejor. Si tomas un vaso vacío y lo sostienes en tu mano, no pasa nada. Incluso si lo llenas y lo mantienes levantado por unos minutos, tampoco será un problema, pero ¿qué pasaría si lo mantienes allí por media hora o una hora? Ese vaso se volverá insoportablemente pesado.
Eso mismo le pasó a Moisés en Éxodo 17. Mientras el pueblo de Israel peleaba contra los amalecitas, Moisés debía sostener la vara de Dios en alto. El problema era que, con el paso del tiempo, sus brazos se cansaban. La batalla dependía de que la vara permaneciera arriba, así que Aarón y Hur vinieron a sostener sus brazos hasta que Israel obtuvo la victoria (Éxodo 17:11-12).
¿Ves el principio?
Muchas veces no es que la carga sea imposible de llevar… es que necesitamos a otros que nos ayuden a sostenerla.
Gálatas 6:2 dice: “Ayúdense a llevar los unos las cargas de los otros, y obedezcan de esa manera la ley de Cristo.”
Amigo/a, si hoy llevas un “vaso” que ya no puedes cargar solo/a, no te aísles más. Dios diseñó la vida cristiana para vivirse en comunidad. Ser vulnerable no es debilidad; es el camino hacia la sanidad y la victoria.
La victoria no llega cuando aguantas en silencio, sino cuando compartes tu carga.
Por eso hoy quiero invitarte a que si llevas una carga, una lucha o una situación que con cada día se va haciendo más pesada, no esperes hoy es el día que Dios te está invitando a compartirlo con alguien más, hoy es el día de la victoria, pero es necesario que reconozcas que no puedes solo/a.