• ES
    • AR Arabic
    • CS Czech
    • DE German
    • EN English
    • ES Spanish
    • FA Farsi
    • FR French
    • HI Hindi
    • HI English (India)
    • HU Hungarian
    • HY Armenian
    • ID Bahasa
    • IT Italian
    • JA Japanese
    • KO Korean
    • MG Malagasy
    • NL Dutch
    • NL Flemish
    • NO Norwegian
    • PT Portuguese
    • RO Romanian
    • RU Russian
    • SV Swedish
    • TA Tamil
    • TH Thai
    • TL Tagalog
    • TL Taglish
    • TR Turkish
    • UK Ukrainian
    • UR Urdu
Fecha de publicación 24 de jul. de 2025

🗑️ Deséchalo

Fecha de publicación 24 de jul. de 2025

Amigo/a, tengo una pregunta para ti: ¿te ha pasado que dices cosas que no deberías haber dicho? A mí sí. Más de una vez. 

Frases como: “No puedo, tengo algo ese día”, cuando en realidad solo necesitaba descansar o no tenía ganas de salir. Parece algo pequeño, una de esas “mentiras piadosas” que a veces justificamos como aceptables. 

Con el tiempo me di cuenta de que ocultar la verdad ya no se alinea con mi corazón.

Cuando empecé a abrazar mi nueva identidad en Cristo, ya no deseaba que las mentiras piadosas o ningún tipo de mentira, formen parte de mí. Él me dio una nueva naturaleza, y en ella no hay lugar para la mentira, ni siquiera la disfrazada.

Como dice Efesios 4:25 (RVR1960) “Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros.” 

Pablo nos recuerda que, al vivir en Cristo, somos parte de un mismo cuerpo y llamados a hablar con verdad, porque la verdad une, edifica y refleja la luz de Jesús en ti.

Cuando hablas con verdad esto es un fruto de que estás viviendo en libertad, reflejando tu nueva naturaleza. Estás amando como Jesús te ama y estás construyendo relaciones sanas y firmes.

Quizá te preguntes: ¿Y cómo empiezo a hablar con verdad si me cuesta? Te comparto algo que a mí me ayuda muchísimo: recuerda quién eres en Cristo. Cuando te detienes a abrazar en oración y  gratitud la nueva identidad que Él te dio, ya no sientes la necesidad de mentir, el amor de Dios deja de ser una teoría y se convierte en una verdad que te sostiene.

Oremos juntos: “Señor, gracias por darme una nueva identidad en Cristo. Ayúdame a hablar con verdad, incluso en lo cotidiano. Que mis palabras reflejen Tu luz y mi corazón permanezca firme en Tu amor. En tu nombre Jesús. Amén.”

No lo olvides nunca: ¡Eres un Milagro!

Lorena Fitzgerald
Author

Formo parte del Ministerio de la Mujer de mi iglesia y hago coaching con mujeres. Disfruto compartir y ayudar a otros en su viaje espiritual.