🎯 De palabras a hechos

Vivimos en un mundo donde las palabras muchas veces se las lleva el viento, ¿cierto?
A lo largo de mi vida he visto a muchas personas repetir frases políticamente correctas, sin que esas palabras reflejen realmente lo que hay en su interior. Lo contrario a esto es la autenticidad.
¡Qué lindo es escuchar a personas coherentes, que viven lo que creen y dicen!
Jesús es nuestro mayor ejemplo de autenticidad. No solo enseñaba con poder, sino que vivía cada palabra. Era el mismo frente a las multitudes, con sus discípulos o en intimidad con el Padre. Sus palabras no eran un adorno, sino una expresión genuina de su corazón.
Amigo/a, es tiempo de que nuestras palabras reflejen quiénes somos en verdad: hijos de Dios.
Como dice su Palabra: “Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.” Colosenses 3:17 (RVR1960)
Que lo que digamos, lo hagamos.
Que no intentemos aparentar, sino que hablemos con humildad, pidamos perdón si es necesario y edifiquemos con nuestras palabras.
Esto es lo que intento hacer cada día. En cada texto que comparto contigo, busco abrirte mi corazón con sinceridad. Comparto no solo lo que aprendo, sino también mis luchas, mis sombras y mis victorias.
Mi deseo es que, al leer estas palabras, sientas que no estás solo/a, y que Dios te hable a través de ellas.
Y si hoy sientes que hay una brecha entre lo que dices y lo que vives… ¿te animás a dar el paso hacia una vida más coherente? ¿Quieres caminar conmigo en este propósito de vivir con autenticidad delante de Dios, y del mundo? Te prometo que vale la pena. Y lo mejor: no estás solo/a en el proceso.
Los llevo en mis oraciones.

