Amigo/a, 😉 ¡Dale envidia al diablo!
Continuamos en este precioso recorrido del Salmo 23 frase a frase, y hoy vamos a analizar la frase que dice: “Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores” (Salmo 23:5).
¿Puedes imaginarte lo que está diciendo este versículo? Piensa en ello, y mientras tanto, vamos a pintar el cuadro en nuestra mente.
Imagínate al rey David, autor de este Salmo, en una sala del Palacio de Dios. En ese lugar hay orden, nadie puede hacer nada que no sea según la voluntad del Rey de reyes: miles de soldados se aseguran de ello.
Ahí está David, frente a una mesa enorme, y a los lados de la sala están esas personas que quieren destruir a David. Esas que siempre que pueden, conspiran contra él, y tratan de desanimarle con mentiras, para que caiga y así poder ocupar su lugar, como en las películas de la Edad Media =)
En ese momento, el Rey viene, y manda a sus soldados que preparen la mesa con todo tipo de manjares, porque hoy va a cenar con David. De hecho, el Rey mismo se a pone a ayudarles en los preparativos, mientras David no puede hacer más que mirar lo que está ocurriendo.
¿Cómo te imaginas que se sentirían esas personas envidiosas de los lados, mientras ven a David con el Rey a la mesa, y ven el amor que el Rey tiene por David?
Amigo/a, eso es lo que siente el enemigo cuando permaneces firme en Dios. Dios ha preparado un banquete continuo para ti en Su Presencia, ¡y el diablo no puede soportar cuando vienes ante la Presencia de Dios y disfrutas de ese banquete divino con Él!
Y sobre todo, lo que no puede aguantar es cuando está conspirando contra ti y tratando de poner todo tipo de problemas para que caigas en desánimo y amargura, y, en vez de hundirte, ¡vienes con más gozo aún ante Dios para disfrutar de los manjares de Su Presencia! ¡Eso le mata! (si se puede usar esa expresión xD )
Hoy, Amigo/a, ¡vamos a darle envidia al diablo! ;D En medio de cualquier situación por la que estés pasando, Dios ha preparado delante de ti un banquete glorioso, para que puedas venir a cenar con Él, y deleitarte en Su Presencia.
Es lo que hicieron Pablo y Silas cuando fueron azotados y metidos en la peor mazmorra de la cárcel: cenaron con Dios, estaban tan llenos de Su Presencia que no pudieron dejar de cantar y alabar, aun en medio de estar en la peor situación que habían nunca confrontado… ¡y eso resultó en un milagro sin igual en sus vidas!
Hoy, empieza a hablar con Dios, a abrirle tu corazón, a contarle exactamente cómo te encuentras y cuánto confías en Él… y deja que tu fe crezca tanto dentro de ti que no puedas dejar de darle gracias en medio de tus circunstancias. ¡Eso es realmente un banquete para tu alma, y desata los milagros del Cielo como nada! Te lo digo por experiencia 😉
Te llevo en mis oraciones y en mi corazón,