💬 Cuida lo que dices

Muchas veces, sin darnos cuenta, pronunciamos palabras que hieren a otros o los afectan durante mucho tiempo.
Recuerdo que, cuando era adolescente, no me gustaba llevar la falda del uniforme en el colegio. Solo quería usar pantalón. ¿Por qué? Porque un día, dos compañeros me dijeron una vez: “Hey, mira tus piernas…son feas. Tienes que hacer más ejercicio”.
Lo dijeron en tono de broma, claro, pero ¿puedes creer que, de todas las conversaciones que he tenido a lo largo de los años, ese comentario es uno de los que más recuerdo?
Desde entonces, muchas veces he evitado usar faldas o shorts, porque esas palabras seguían resonando en mi mente, haciéndome pensar casi de forma inconsciente que tal vez, en el fondo, sí había algo malo con mi cuerpo.
Ese comentario me afectó profundamente. Abrió la puerta a inseguridades y a creencias equivocadas sobre mí misma. ¿Y sabes qué es lo más difícil? Que ellos no tenían la intención de hacerme daño. De hecho, estoy convencida de que yo también he cometido ese mismo error varias veces, y que algunos de mis comentarios, dichos sin pensar, probablemente también han herido a otros.
Jesús nos advierte sobre esto en Lucas 6:45 (RVR1960): " El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca." La Biblia dice que nuestras palabras reflejan lo que hay en nuestro corazón.
Amigo/a, ¡que del buen tesoro de tu corazón broten palabras de bendición!
Anímate de todo corazón en este día a no pronunciar palabras que puedan herir o afectar a otros, convirtiéndose en maldición para ellos. Que tus palabras sean dulces, que animen y edifiquen a quienes te rodean.

