🙏🏻 Cuando no sepas qué orar…

¿Qué decirle a Dios cuando no sabes qué orar? Sabes, en los últimos meses he estado leyendo y releyendo los Salmos como parte de mi tiempo devocional, mi tiempo con Dios. Realmente me estoy enamorando de ellos, de su profundidad, de lo real y auténtico que son.
La mayoría de los Salmos fueron escritos por David, se estima que alrededor de 73 son de su autoría. Y algo que me fascina de ellos, tanto los de David como los de otros salmistas son las oraciones que encuentro en ellos.
Cada oración que encuentro en los Salmos es profunda, auténtica, real, y emocional. He leído oraciones que van desde la alabanza a Dios hasta peticiones sinceras del corazón, tanto anhelos como expresiones de enojo, lamentación, e incluso peticiones para que Dios haga justicia y venganza.
Las oraciones de David me hacen entender por qué a pesar de tantas fallas fue llamado “un hombre conforme al corazón de Dios”. Era un verdadero adorador; como un poeta, sabía derramar su corazón ante Dios por medio de la música, la poesía y la oración.
Amigo/a, me gustaría desafiarte a empezar un plan de lectura de los salmos, pero con un objetivo: El objetivo de profundizar tu vida de oración.
Sabes, un día alguien me dijo; cuando no sepas que orar, ora las Escrituras. En ese tiempo no lo entendía completamente, pero con el paso de los años, lo he puesto en práctica, primero con el Padre Nuestro, y también con los Salmos, quiero invitarte a hacer lo mismo. Durante los próximos días de esta serie, estaré compartiendo algunas de las oraciones que más han tocado mi corazón.
Y me gustaría empezar con una oración sumamente tierna de David en el Salmo 17:6 y 8; “Dios mío, a ti clamo porque tú me respondes; inclina a mí tu oído y escucha mi oración… Protégeme como a la niña de tus ojos, escóndeme bajo la sombra de tus alas”
Me encanta la forma como David le habla a Dios. Era un guerrero y un conquistador, pero que al hablar con su Padre celestial podía hacer una petición tan tierna como esta: protégeme como a la niña de tus ojos. Me hace recordar las veces que he clamado a Dios, con lágrimas, diciéndole cuánto lo necesito, que necesito sentir su cuidado y su abrazo. Y ¿sabes? en cada ocasión Dios ha inclinado su oído hacia mí y ha respondido mi clamor.
Porque este es el Dios amoroso que tenemos, así que mi amigo/a, porque no haces una oración hoy, pidiendo a Dios que te muestre su cariño por ti, como a la niña de sus ojos, ¿te animas?

