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Fecha de publicación 5 de nov. de 2025

🏃🏻 Cuando Egipto te persigue

Fecha de publicación 5 de nov. de 2025

Bendiciones en este tercer día de nuestra semana juntos. Hoy me gustaría invitarte a reflexionar sobre estas dos preguntas: ¿de dónde te sacó Dios a ti? Y la segunda: ¿hay algo que todavía te persigue de ese lugar?

Quizá sea un hábito difícil de dejar atrás, conductas que luchas por cambiar, heridas del pasado que regresan a tu mente… Para Israel fue el ejército egipcio, los mismos que los habían esclavizado. Para ti, que has entregado tu vida a Jesús, seguramente también hay perseguidores: el pecado, el enemigo, el mundo y quizá hasta tus propios deseos desordenados.

Dios guió a Moisés y al pueblo fuera de Egipto… pero Egipto no los dejó ir tan fácilmente: los persiguió.

Lo mismo pasa contigo y conmigo: Jesús nos sacó de la esclavitud, pero nuestros enemigos no celebran nuestra libertad. Tal vez por eso, como Israel, a veces también sentimos ganas de decir: “Mejor me hubiera quedado donde estaba”, porque ahora me toca enfrentar la persecución de mi pasado.

En ese momento crítico, cuando Israel vio al ejército detrás y el mar enfrente, Moisés les dijo algo que parece absurdo: “No tengan miedo. Manténganse firmes, que hoy mismo serán testigos de la salvación que el Señor realizará en favor de ustedes. Ustedes quédense quietos, que el Señor presentará batalla por ustedes (Éxodo 14:13-14).

¿Te das cuenta?

Delante de ellos había mar, detrás un ejército armado… ¿y la instrucción de Dios es quedarse quietos? Humanamente no tiene lógica. Pero espiritualmente es la clave, como dice el Salmo: “Estad quietos y conoced que yo soy Dios” (Salmo 46:10).

Amigo/a, en tu vida va a haber momentos donde te sientas atrapado/a, quizá contra la espada y la pared, donde no entiendas qué está haciendo Dios o adónde te está guiando. Pero es ahí donde Él promete mostrar su gloria. Israel vio abrirse el mar y supo que sólo Dios podía hacerlo.

Por eso, si algo te persigue hoy o si hay cosas de tu pasado que te resultan difíciles de dejar atrás, no olvides esto: Dios pelea por ti. Quédate quieto/a en su presencia, confía en Él y verás cómo abre un camino donde parece que no hay salida, ¡aun si ese camino está en tu propia mente o corazón!

Hagamos una oración juntos: “Señor, a veces sentimos que nuestro pasado nos persigue y que estamos atrapados sin salida. Hoy decido confiar en Ti y quedarme quieto/a en tu presencia. Mi oración es que nos enseñes cómo pelear las batallas de rodillas, no dando lugar a pensamientos de esclavitud, sino reconociendo y poniendo en primer lugar al Dios que nos ama, nos guía y nos dio libertad”.

No lo olvides nunca: ¡Eres un Milagro!

Eleazar Diaz
Author

Pastor principal de una iglesia y director de un programa de discipulado y misiones en Guadalajara, México. Mi pasión es que cada persona pueda tener una relación intima y apasionada con Dios.