Amigo/a, 😛 Controla tu lengua
Continuamos hablando sobre este tema tan interesante de la ofensa, y hoy me gustaría centrarme más en los momentos en los que somos nosotros los que ofendemos a los demás.
La Biblia dice: ”Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo…” (Santiago 3:2).
El apóstol Santiago estaba hablando acerca de la lengua en este versículo, y sobre lo fácil que es ofender a los demás con nuestras palabras.
No sé tú, Amigo/a, pero yo he experimentado muchas veces a lo largo de mi vida lo fácil que es acabar hablando mal de las personas que son más cercanas a nosotros, o hacer comentarios necios.
Incluso cuando no lo hacemos con mala intención, esas palabras pueden aún así ofender y afectar a estas personas, ya que nuestras palabras tienen mucho poder.
Como veíamos ayer, el Espíritu Santo nos da su autoridad para poder tener dominio propio en todas las áreas de nuestra vida, y la lengua es una de ella. De hecho, somos llamados a ser cada vez más perfeccionados en Cristo, por lo que ¡nuestra lengua también debe ser entrenada para decir solo lo que es bueno, lo que es de bendición!
Amigo/a, ¡que tu lengua sea una fuente de bendición, y nunca una causa de ofensa!
Sí, muchas personas están esperando ser bendecidas y animadas por las dulces palabras que saldrán de tu boca.
