Amigo/a, ¡Confiesa la Palabra!
Intro · Bienvenida · Milagro · Reflexión · Oración · Madagascar · Alabanza
Ayer hablábamos sobre la importancia de meditar en las Escrituras. Fíjate que no hablamos solo de leer la Biblia, sino de meditarla.
Cuando meditamos en las Escrituras, estamos dejando que cada palabra nos hable, y que todas ellas nos pinten un retrato más fidedigno sobre quién es Dios.
De hecho, cuando hay un pasaje que nos toca y meditamos en él, hay un siguiente paso que es natural: confesar con tus labios la revelación que has encontrado.
Hay poder cuando decides confesar la Palabra de Dios sobre tu vida. Quizá hay momentos en los que no quieras hacerlo, en los que quieras sencillamente estar solo y sentirte abatido por las circunstancias o las desilusiones de la vida.
Pero es en esos momentos en los que tienes que levantarte, y empezar a confesar con fiereza la Palabra y las promesas de Dios para tu vida.
Ese es el sacrificio de alabanza del que habla la Biblia, cuando dice: "Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él [Jesús], sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre" (Hebreos 13:15)
¡Eso producirá un cambio tan grande en tu vida! Te llevará a dejar de ser una víctima de tus circunstancias, para convertirte en alguien que cambia su realidad por medio de la fe.
Ese es el segundo objetivo que te propongo para este año: "Proclama cada día las promesas de Dios sobre tu vida!"
Amigo/a, si no tienes una lista de Proclamaciones, ¡hoy es el día para que te crees una! Así cada día podrás de manera precisa confesar las promesas de Dios sobre tu vida, en cada área.
De hecho, te animo a que hagamos el segundo objetivo un poco más específico, diciendo: "Proclama a diario las promesas de Dios de tu lista"
En el vídeo de hoy te cuento más acerca de cómo construir esta lista. Para ello, solo tienes que hacer clic en este enlace