💆🏻♀️ Confía en Dios y en sus siervos
Como te he contado antes, hubo un tiempo de mi vida en el que luché con una terrible adicción a la pornografía. Esa parte de mi “Egipto” me persiguió por mucho tiempo. Tuve que cambiar hábitos, rutinas y maneras de pensar para sacar esa esclavitud de mi corazón.
Pero una de las cosas que marcó un antes y un después fue cuando decidí dejar de luchar solo. Cuando abrí mi vida y confesé mi lucha. Cuando decidí rendir cuentas con un mentor maduro en la fe. Ese fue el principio de la victoria en esa área de mi vida. Desde entonces, Dios ha usado a diferentes mentores para ayudarme a sacar Egipto de mi corazón: algunos me acompañaron a sanar heridas de mi niñez, otros me ayudaron a perdonarme errores y otros me guiaron a conocer más profundamente a Dios.
La realidad, mi amigo/a, es esta: todos necesitamos un mentor. No podemos vivir la vida cristiana como llaneros solitarios. Dios nos guía, pero también usa siervos imperfectos para guiarnos en el desierto.
Me encanta cómo termina Éxodo 14, después de que el Señor abrió el mar Rojo y rescató a Israel del ejército del faraón: “Y al ver los israelitas el gran poder que el Señor había desplegado en contra de los egipcios, temieron al Señor y creyeron en él y en su siervo Moisés” (Éxodo 14:31, NVI).
¿Lo ves? El pueblo no solo creyó en Dios, también confió en el líder que Él había puesto delante de ellos.
Así que hoy quiero preguntarte: ¿cómo estás viviendo tu fe? ¿Como un llanero solitario o acompañado de una comunidad y de mentores que te ayudan a crecer y dejar atrás lo que aún te persigue de Egipto?
Amigo/a, si aún no has experimentado esto en tu vida, te invito a orar y abrir los ojos: seguramente Dios ya ha puesto cerca de ti a alguien para caminar contigo. No tienes que luchar solo/a.
Confía en Dios y confía en los siervos que Él pone en tu vida.
Oremos: “Señor, gracias porque Tú peleas por mí, pero también porque usas a personas para acompañarme en mi caminar. Ayúdame a confiar en Ti y a abrir mi corazón a líderes y mentores que me guíen en mi proceso. Dame la humildad para dejarme pastorear y la valentía para caminar en comunidad. Amén”.