Amigo/a, ¡Bon Appetit! 🍔
¿Has oído hablar de la famosa “comida basura”? Seguramente no solo habrás oído de ella, sino que la habrás probado en ocasiones… ¡A quién no le gusta una buena hamburguesa con patatas fritas, o una pizza con queso fundente! Ñam ñam! =)
Una alimentación equilibrada aporta enormes beneficios a nuestra vida. Pero no solo comemos con nuestro cuerpo: nuestra mente también come. De hecho, se alimenta de todas las cosas que vemos, oímos y experimentamos: películas, series, libros, podcasts, música, periódicos, conversaciones, experiencias… La pregunta aquí, por tanto, es: ¿con qué estás alimentando tu ser interior?
Cuando te expones a historias de terror, a imágenes de sexo, a conversaciones cargadas de crítica, a malas palabras, al cinismo, a la violencia, o otras formas de tinieblas, eso ensucia tus pensamientos. No solo te predispone a pensar en lo negativo o incluso a caer en diferentes tentaciones, sino que además crea interferencias que te impiden escuchar la voz de Dios claramente.
El salmista dice: “Dulce será mi meditación en él; yo me regocijaré en el Señor” (Salmo 104:34). ¡Sí, es tan dulce pensar en las cosas de Dios, y en las cosas que según Su voluntad! Hay un gozo profundo que nace en nosotros cuando nos llenamos de esos buenos pensamientos.
Amigo/a, ¡no dejes que tu mente se llene de basura! Dios tiene preparados deliciosos manjares para ti, así que ¡no te conformes con comida rápida y de mala calidad! Te animo a que hoy hagas una lista de todos aquellos contenidos que consumes (películas, series, libros, podcasts, música...), y que te propongas apartarte de todo aquello que estén ensuciando tu mente. ¡La salud de tu alma te lo agradecerá!