Amigo/a, ¡bola va! ❄️

¿Has ido recientemente a la nieve? Recuerdo que, cuando era adolescente, fui en muchas ocasiones a la montaña con mis amigos de la iglesia. ¡Nos encantaba la nieve! Podíamos pasarnos horas jugando, tirándonos por las rampas con trineos improvisados, o lanzándonos bolas de nieve. Sin embargo, uno de nuestros lugares favoritos era el refugio que había cerca de la estación de tren. Cuando ya no sentíamos casi los dedos de los pies debido al frío, ¡era tan bueno poder entrar en un lugar cerrado y calentarse de nuevo! Ahí podíamos relajarnos, quitarnos algunas capas de ropa para estar más a gusto, y compartir un delicioso chocolate caliente que siempre alguien traía en un termo.  Todos necesitamos un refugio, un lugar en el que podamos sencillamente descansar, calentarnos de nuevo y recuperar fuerzas. Un lugar en el que podamos ser nosotros mismos, sin apariencias, sin obligaciones, y en el que podamos expresarnos con sinceridad. ¿Has encontrado ya ese lugar? ¿Tienes alguna idea de cuál puede ser? Sí, Dios es ese lugar. Él es ese refugio que siempre has buscado, ese abrigo que anhela tu alma en medio de las dificultades de la vida. Dios mismo te dice en este día: “Puedes confiar siempre en mí. Derrama tu corazón en mi Presencia, porque Yo soy tu refugio” (adaptado del Salmo 62:8). Amigo/a, el Señor te está esperando: ¡Él quiere convertirse en tu refugio! ¿Y si dedicases en este día unos minutos a simplemente venir delante de Dios y descansar? Quítate las capas que llevas encima, ponte cómodo(a), y derrama tu corazón ante Él al calor de Su Presencia. Cuéntale todo lo que tienes guardado en tu interior, mientras dejas que Él te arrope con Su amor y con Su gracia.  Aprovecha esta invitación para venir hoy ante Su Presencia. 

No lo olvides nunca: ¡Eres un Milagro!