Amigo/a, “Bien, buen siervo y fiel…”
¿Alguna vez recibiste un premio cuando eras pequeño? Quizá fue por haber ganado un concurso, o por haber vencido en una competición, o simplemente por buen comportamiento en clase: la verdad es que el motivo poco importa, a todos nos gusta recibir cosas, y ser elogiados en público.
¡Sienta tan bien ser reconocidos por los demás! De la misma forma que sienta bien también reconocer a los demás, y ser un instrumento de ánimo y bendición para sus vidas. Esto forma parte del plan de Dios para Su creación: un lugar en el que todo el mundo es celebrado, honrado, reconocido, valorado…
Tú y yo hemos sido llamados por Dios para vivir de esta manera. Es por eso que cuanto más nos adentramos en la cultura del Reino de los Cielos, más experimentamos estas cosas en nuestra vida, y somos capaces de transmitirlas. La crítica, la acusación, los insultos y el desprecio quedan cada vez más lejos, porque son fruto de las tinieblas, y no tienen nada que ver con nosotros.
Lo más precioso de esto, sin embargo, es lo que dice Jesús: “Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará” (Juan 12:26). Si es precioso experimentar el reconocimiento de las personas, ¡puedes imaginarte lo que debe ser experimentar el reconocimiento de Dios!
Tienes la promesa de Jesús de que, si Le sirves, Él te guiará, y recibirás reconocimiento y bendición de Dios, no solo en la Tierra, sino también en el Cielo. ¿Puedes imaginarte escuchar a Dios diciéndote con una sonrisa en aquél día que estemos en el Cielo, “Bien, Amigo/a, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” (Mateo 25:21)? El mero hecho de pensar en ello me hace querer servirle con todas mis fuerzas aquí en la Tierra, y dar mi vida por Aquél que derramó por mí la Suya.
Amigo/a, que tu vida honre siempre el Nombre del Señor. Sírvele de lo más profundo de tu corazón, con gratitud, dándole lo mejor de ti… ¡y deja que Su honra, Su reconocimiento y bendición inunden tu vida, tanto aquí en la Tierra como en el Cielo!