Amigo/a, ¡avanza 40 capítulos…!
¿Cómo reaccionas en los momentos de dolor, o en medio de las circunstancias difíciles? Esos son quizá los momentos más complicados, en los que más tendencia tenemos a quejarnos.
Todos conocemos las penurias por las que pasó Job en la Biblia. Durante casi 40 capítulos, Job no para de quejarse a Dios, de hablar de sus penurias, y de intentar hacer ver que ha sido tratado injustamente por Él. Tal es así, que en varios momentos llega a decir: “Por tanto, no refrenaré mi boca; hablaré en la angustia de mi espíritu, y me quejaré con la amargura de mi alma…” (Job 7:11).
La combinación entre la queja y la amargura es un cóctel mortal que, además, se retroalimenta: produce más queja, y más amargura en nuestras vidas. Job se había propuesto no refrenar su boca y seguir quejándose contra Dios, y lo hizo durante 40 capítulos. Pero al final del libro, tras el mensaje que recibió del Señor, Job se dio cuenta de su error, y dijo: “Por tanto, yo hablaba lo que no entendía; cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía. Oye, te ruego, y hablaré; Te preguntaré, y tú me enseñarás. De oídas te había oído, mas ahora mis ojos te ven. Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza…” (Job 42:2-6).
Job se dio cuenta al final de su error. ¡Sí, quejarse contra Dios es uno de los peores errores que puedes cometer! Es, de hecho, una trampa mortal del enemigo para mantenerte en tinieblas y en esclavitud. Fíjate en el ejemplo de Job: 40 capítulos de queja solo hicieron peor su situación, pero unos pocos versículos de apertura de corazón cambiaron su realidad para siempre, y produjeron su restauración.
Amigo/a, ¡Dios quiere transformar tu situación, pero para ello debes renunciar primero a toda forma de queja, y decidir confiar verdaderamente en Él!
Si hoy te sientes resentido/a con Dios, es tiempo de que le pidas perdón, y de que pongas todos tus argumentos y tu dolor a Sus pies, para que Él pueda sanarte. Hoy sáltate los 40 capítulos de razonamientos vacíos y quejas amargas, y ve directamente a la parte en la que decides de todo corazón no quejarte más, sino confiar en Él, buscarle y agarrarte a Sus promesas.
¡Creo que Dios va a hacer algo precioso en tu vida!